El cineasta bilbaíno, que triunfó con 'Blancanieves', impartió ayer un taller para jóvenes creadores en la sede de la institución en Cáceres con motivo de su X aniversario y reflexionó sobre el momento actual de la industria española

La sede de la Filmoteca de Extremadura en Cáceres celebró ayer su décimo aniversario con un padrino de prestigio: el cineasta Pablo Berger, triunfador de los últimos premios Goya por Blancanieves . Acompañado por Antonio Gil Aparicio, director de esta institución, el creador bilbaíno hizo un repaso a la actualidad del cine español y destacó la importancia de que comunidades como Extremadura hayan apostado por no aplicar el IVA cultural del 21%. "Ojalá otras tomaran ejemplo de lo que se ha hecho aquí", subrayó el director de Torremolinos 73 . Anoche tuvo lugar el acto del X aniversario, con la presencia, entre otros, de la consejera de Cultura, Trinidad Nogales, y dos de los tres directores que ha tenido la filmoteca: María José López, pionera y columnista de EL PERIODICO, y el actual, Gil Aparicio. Francisco Rebollo, que también la dirigió, no acudió. Se proyectó Amanecer , de Murnau, film con el que se inauguró hace diez años.

En plena vorágine para dar a conocer su cine por todo el mundo, Berger reconoció sentirse sorprendido por la belleza del casco antiguo, que no descartó como localización para futuros proyectos. Enamorado también de la cocina regional, el director tuvo la oportunidad de compartir sus conocimientos con jóvenes.

UNA VISION "Siempre que existan aficionados, películas y filmotecas el cine seguirá vivo. Hay que verlo en pantalla grande y con más gente", añadió Berger, que apuntó que tiene ya dos guiones preparados. Consciente del privilegio que supone que su trabajo interese al público, el cineasta consideró necesario que se tomen medidas para defender la producción española y europea en el contexto actual de crisis. "Nunca lo hemos tenido fácil. Somos guerreros y seguiremos haciendo películas, pero las Administraciones tienen que actuar porque, si no, se pueden cargar la memoria visual del país", apuntó. Antes de marcharse, el director de Torremolinos 73 tuvo tiempo para pasear de noche por la parte antigua de la que le gustó, sobre todo, la iluminación. Seguro que podría ser un buen escenario para su próxima película.