Hace poco más de un año en la capital cacereña había abiertas seis casas de apuestas. Hoy están funcionando trece, más del doble. Y la mayoría junto a los colegios e institutos. A nivel regional la cifra de estos establecimientos también se ha disparado desde el 2014, cuando se reguló este sector en la región. Así, el 2017 acabó con 92 abiertos y a día de hoy son ya 111, repartidos entre casi 40 localidades, según los datos de la Junta de Extremadura. Los padres exigen soluciones para que se frene la apertura de estos salones en espacios tan cercanos a los centros escolares.

En la capital cacereña el colegio más afectado es Nuestra Señora de La Asunción (Josefinas), donde hay tres salas a escasos metros: Una en la calle Juan XXIII, otra en el centro deportivo El Perú y una tercera que se prepara para abrir sus puertas en la calle Gil Cordero. La primera se encuentra a menos de cien metros que es lo que establece la Ley del Juego en Extremadura. La situación preocupa tanto a los padres como a los docentes. «Cuando se abrió la primera, hace un par de años, fuimos a la comisaría porque está pegada al colegio pero no se pudo hacer nada», indica Marisa Teva, miembro de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) del colegio Josefinas.

El problema es que los salones cumplen con la legalidad y cuentan con todos los permisos para estar en activo. Sin embargo los padres alertan de que a ellos tienen acceso adolescentes menores de edad. Algo, insisten, difícil de demostrar. «Mi hijo tiene 17 años y él reconoce que ha apostado y como él sus amigos. El problema es que esto no lo podemos demostrar a no ser que se les pille infraganti», explica esta madre.

Las apuestas en realidad no las realizan ellos, sino un intermediario que accede al interior y juega su dinero. «Normalmente no suelen gastarse mucho dinero, un euro cada mucho tiempo, pero eso es lo que nos cuentan los niños, la realidad no la sabemos», insiste. También lo ha sufrido Maribel Ortega, presidenta del Ampa. «Mi hijo cuando era menor apostó de esta manera y ahora, que es mayor de edad, niños del colegio le han pedido que apueste por ellos, pero no lo ha hecho», señala. En este centro la alarma saltó precisamente por la adicción que sufrió un menor, que llegó a ganar 900 euros después de dejarse una gran cantidad de dinero. El chico ya no estudia en el colegio.

MÁS COLEGIOS AFECTADOS / Las Josefinas no es el único afectado, también el instituto Ágora, Las Carmelitas, el Sagrado Corazón, el Giner de los Ríos, el Licenciados Reunidos, el Prácticas, el Extremadura, el Castra Caecilia,... Y es que nueve de las trece que funcionan en la ciudad están situadas junto a centros escolares. Y los padres temen que la situación vaya a más.

El martes la Federación Extremeña de Municipios y Provincias (Fempex) y la Junta de Extremadura acordaron crear una mesa de trabajo conjunta, en la que tendrán representación los ayuntamientos, para frenar la propagación de estos salones y dar solución a los problemas de adicciones que provoca el juego en la región.

También se ha abordado este asunto a través de la Asamblea de Extremadura. En el pleno del 26 de octubre Podemos solicitó que se modifique la ley del juego y que se duplique la distancia de los colegios a la que pueden abrir estas salas, es decir, que pase de los 100 metros actuales a 200. De aprobarse, habría que estudiar qué ocurrirá (si se ordena su cierre) con las que ya están abiertas y se encuentran a menos de estos 200 metros. Esta modificación también incluye que no puedan coincidir dos salones en menos de un kilómetro y limitar sus horarios de 12.00 a 1.00.

El tema se debatirá hoy también en el pleno municipal a petición de Ciudadanos, que ha presentado una moción en la que solicita que se modifique la normativa para prohibir la apertura de estos salones en las proximidades de los colegios y de los edificios públicos frecuentados por menores de edad.