El exmatador Antonio Sánchez Cáceres aseguraba ayer que cuando volvió a ver a su hijo tras la cornada, aún en la UCI pero ya consciente, éste le susurró al oído: "Papá, de la plaza querría haber salido a hombros, o como he salido". El torero defendió que el riesgo en el mundo taurino siempre existe y que los toreros "lo tienen a los 14 y a los 38".

El novillero Jairo Miguel de Cáceres sufrió el domingo pasado una cornada de un astado de nombre Hidrocálido en la novillada inaugural de la Feria de San Marcos, celebrada en Aguascalientes, una ciudad del centro de México, situada a unos 500 kilómetros al norte de la capital del país. El doctor Enrique González Careaga, jefe de los servicios médicos de la plaza, dijo ayer a Efe sentirse muy optimista por la mejoría del joven paciente. "Se ha actuado con tacto, con prudencia con el objetivo de que no haya sorpresas, infecciones, complicaciones y cosas no previstas en cornadas de esta magnitud y gravedad", indicó.

El médico añadió que el novillero evoluciona favorablemente de las heridas y explicó que su padre, Antonio Sánchez Cáceres, trata de transmitir al paciente "calma en su convalecencia, que podría prolongarse unas tres semanas más". El doctor González Careaga reiteró que Jairo Miguel es muy afortunado de estar vivo y subrayó que la etapa más difícil tras la cogida ha quedado atrás.