Las parroquias de la diócesis han fletado seis autobuses para viajar hasta Toledo y acompañar a Francisco Cerro en su toma de posesión como arzobispo el proximo sábado. Serán más de 400 personas las que acudan, sobre todo fieles y sacerdotes de Cáceres capital y de Malpartida de Cáceres (de esta última saldrán cuatro buses), localidad en la que nació el que ha sido obispo de la diócesis los últimos doce años. Además estarán presentes vicarios y representantes de la curia diocesana. Estos últimos partirán el viernes, ya que por la tarde Cerro será recibido en la localidad de Calzada de Oropesa, primer pueblo de la archidiócesis toledana.

Ya el sábado, Cerro tomará posesión en una misa que comenzará a las 11.00 horas en la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo. En el acto se leerá el nombramiento de Francisco Cerro como arzobispo que firmó el papa Francisco. Después continuará la misa en la que Cerro realizará su primera homilía ya como arzobispo primado de España.

La diócesis aún no ha decidido quién será el sustituto de Francisco Cerro. La vacante quedará libre a partir del próximo sábado, ya que hasta ahora, aunque había sido nombrado arzobispo, Cerro permanecía en la diócesis de Coria-Cáceres como administrador apostólico. A partir del sábado se abrirá un proceso para designar al administrador que hará de responsable hasta que se nombre a un nuevo obispo.

Por lo tanto la institución estará un tiempo sin tener un máximo representante. Ese administrador que se elija puede ser apostólico, es decir, que lo designe el nuncio de su santidad; o diocesano, que lo elegiría el colegio de consultores, formado por los vicarios episcopales y sacerdotes. Lo normal, según indican desde el obispado, es que la opción sea esta última para que el proceso se resuelva lo antes posible.

EN OTRAS OCASIONES / La última vez que la diócesis estuvo en sede vacante fue cuando se marchó Ciriaco Benavente, en 2006. La plaza estuvo vacía unos meses y fue el sacerdote y vicario, Ceferino Martín Calvarro, quien estuvo al frente de la misma como administrador diocesano hasta la llegada de Francisco Cerro. En aquel momento el periodo para su designación se prolongó unos ocho meses. En cambio, cuando falleció Jesús Domínguez, en 1990, sí fue el nuncio el que nombró un administrador apostólico, cargo que ostentó el que fuera entonces obispo de Plasencia.

Para elegir a un nuevo obispo el nuncio pregunta a sacerdotes y laicos sobre las necesidades de la diócesis y por un perfil de la persona que necesitan, incluso les pide candidatos. Con esta información elabora un dosier con sus propuestas y lo envía a la santa sede. Allí se estudia y es el papa el que toma la decisión.