La pasión (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción intensa, un sentimiento muy fuerte hacia alguien o hacia algo. Engloba el entusiasmo, el interés, la admiración, y sobre todo, el deseo. Así que es normal que el ser humano se empeñe en vivir apasionadamente o que, como dice nuestra galerista María Llanos, no tenga sentido vivir una vida sin pasión.

Una de las pasiones de Cáceres son los Santos Mártires, fiesta que se celebra en honor a San Sebastián y San Fabián. La celebración responde a una tradición inmemorial que se realiza con dos fines: honrar a los santos que murieron por los cristianos y agradecer las cosechas recogidas en el campo. Nuestro primer recuerdo debe ir, obligatoriamente, para don José Reveriego, el que fue cura de San Blas, que tanta pasión le ponía a esta fiesta y que ahora --con muchos achaques-- está en la residencia de don Severiano, en La Zambomba.

La ermita de los Mártires se levantó donde ahora está la plaza de toros y sus obras concluyeron en 1573. Esa ermita se derribó en 1852, en su lugar se construyó el coso cacereño, que lleva el nombre de Era de los Mártires, precisamente en recuerdo del templo que allí existió. La nueva y actual ermita se edificó en el Paseo Alto, en 1856. La hermandad de los Santos Mártires la preside la cacereña Juanita Franco, de cuyos antepasados eran propiedad esos terrenos de la plaza de toros. En la década de los 80 ella, animada por Joaquín Tello, que estaba en el ayuntamiento, logró recuperar la tradición que la guerra y la posguerra hicieron desaparecer.

Juanita, que lleva meses pachucha por un pinzamiento, nació en Cáceres en 1931. Era hija de Petra Santillana, que murió muy joven, y de Agustín Olegario Franco, habilitado de la Audiencia y un hombre muy querido en la ciudad. Juanita se crió en la calle Margallo, fue al cole con las monjas de Santa Gertrudis, donde estaban sor Matilde, que era buenísima, sor Pureza, tan buena como sor Matilde, y la señorita Antonia.

Juanita también fue a la escuela del Perejil con doña Magdalena Casco y luego al Padu, preparó el bachiller, abrieron las Normales, hizo cuatro años de carrera, uno de prácticas en la Casa de los Caballos con doña Marina y, casualidades de la vida, su primer destino como maestra fue precisamente el Perejil, donde estuvo tres años. Luego dio clase en San Marquino (12 años) y en el María Auxiliadora completó sus 41 años de servicio. Juanita dio clase a mucha gente, por ejemplo a Emilio Márquez Tosina que es otorrinolaringólogo, bueno y a todos sus hermanos.

Juanita se casó, su marido era el capitán Montaña, de la Guardia Civil. Tuvieron dos hijos, niña y niño. El tío abuelo de Juanita, Juan Pérez Hernández, tenía una empresa constructora y un taller de carros y carpintería y fue uno de los hombres que más hizo por la fiesta de los Santos Mártires, igual que Nena Guerrero, que era hermana de Guerrero el médico, que tenía un chalet precioso en el Paseo Alto. Nena era directora de la guardería del Paseo Alto y siempre llevaba a los alumnos a la ermita cuando llegaban los Mártires.

Coturnos

Carmen Tejado nació en Cáceres, en la calle Gallegos. Su madre se llamaba Nieves, su padre, Pedro, que era pastelero y trabajaba con don Antolín Fernández, el dueño de la pastelería La Granja, que estaba en la calle Corte (vamos, en la calle Moret), y que tenía el horno en San Francisco.

Carmen estudió en las Carmelitas, con la hermana Serafina, que era de coronela p´arriba. Lo que pasa es que Carmen estaba en Las Carmelitas, pero en las gratuitas, porque entonces a las niñas las separaban: las de pago llevaban uniforme, las que iban al gratuito llevaban baby blanco. El día que se inauguraba el curso primero las llevaban al roperito, que era el lugar donde se elegía el baby, y luego les daban pan con chocolate.

Sus amigas eran Mónica y Nati Pavón, Filo Sánchez, Inmaculada, Charo Donaire, Toñi Montes, Pepi Agúndez, Isabel y Justa Salgado (Salgado era zapatero en la calle Gallegos). Jugaban a los novios, a las bodas, a las cuatro esquinas. Carmen pasó una infancia feliz con sus hermanos Pedro y Carlos. Fue --sigue siéndolo-- una niña mimadísima por su familia. Así que aunque sus padres ya no están ella no se siente sola.

Carmen estudió en el Instituto de Enseñanzas Medias que estaba en San Jorge. Las chicas iban a clase por la mañana, los chicos por la tarde. Sus profesores fueron don Abilio don Agustín y don Pablo Naranjo, que aun en pleno invierno daba Historia con las ventanas de par en par. "Sus clases eran magníficas", recuerda Carmen.

Estudió mecanografía y taquigrafía en la Academia de San Nicolás de Bari, de la señorita María Durán, que estaba por Santo Domingo, donde también estuvo la Autoescuela San Jorge. A los 17 años Carmen empezó a trabajar en José Luis Panadero, después en Marcelo Sánchez, el de la Renault de Hernán Cortés, y luego en la delegación de Kelvinator en Badajoz. Finalmente estuvo en el Unide de Charca Musia hasta que se jubiló.

La pasión de Carmen es el teatro. Su grupo se llamaba Coturnos. El coturno era un calzado alto de suela de corcho sujeto por cintas utilizado en la antigua Roma. Los coturnos, usados en las representaciones de la tragedia, servían para dar altura al actor, conseguían que los personajes nobles sobresalieran sobre el coro.

Coturnos lo dirigía el inolvidable Fernando Turégano, al que ellos conocían como Chichi . Se lo pasaban en grande, con Eloisa y Pilar Marín, con Juana Pérez, Francisco González Magariño, Teresa Rejas, Carlos Guardiola y Blanca, Concha Fernández, que era profe en la Laboral, Leo Bernáldez, José Mari Lopo, Marga, Rafael Montejo, Juli, Juan José Moreno Doncel (la voz de la radio), Juani González...

Ensayaban en la Casa Sindical, y cuando terminaban se iban a Faunos, que ponían a Los Brincos, aunque Carmen por quien siente verdadera pasión es por Sabina. Carmen vive en San Francisco, donde el puente, que es otra de sus pasiones. En 1975, el mismo día que murió Franco, les entregaron las llaves del piso y el Día de la Inmaculada hicieron la mudanza a aquel bloque del Rodeo que se levantó donde antes estuvo la fábrica de harina y la chatarrería. Carmen ha sido dirigente del movimiento vecinal. En el corazón siempre hay hueco para Fernando Palacios y Luisa Manzano. Ahora es presidenta de la asociación deportiva San Francisco y es feliz ayudando a los demás.

José Carlos Macías, presentador de Canal Extremadura y vocalista de Maggot Brain, y Laura Martínez, también música, han traído al mundo a su pequeña gran pasión. Se llama Jara y ya luce bodys de los Rollings (ole).

El Paseo Alto está hoy lleno de roscas, desde la Era de los Mártires se oye la música. Entonces Cáceres baila, juguetona como Jara, como recién llegada al mundo, llena de pasión, llena de vida.