Solo los palacios intramuros, algunos edificios religiosos y un recinto con la solera de la Audiencia (1791) acumulan más historia que la plaza de toros de Cáceres. La Era de los Mártires cumplirá en 2021 nada menos que 175 años. No existía Cánovas, ni el hospital, ni la mayor parte de la trama urbana, salvo el cementerio, que se abrió solo dos años antes (1844). Por este ruedo han pasado las grandes figuras taurinas de todos los tiempos y las mejores ganaderías, pero también mítines históricos (un joven González), competiciones deportivas, cine, teatro, festivales, veladas de boxeo, conciertos... En ella se han dejado ver toreros, artistas, la propia realeza y hasta el mismo Don Tancredo. Tuvo además su lado más amargo, cuando funcionó como campo de prisioneros.

La plaza de toros ha saltado recientemente al ruedo mediático por su mal estado, que probablemente dejará este año a los aficionados sin corridas. Hay que recordar que fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento por la Junta de Extremadura en 1992, pero ha degenerado en una situación cuanto menos lamentable: lleva meses vallada por precaución debido al deterioro de la techumbre. Por dentro está desconchada y pide a gritos una adecuación.

El asunto, al entenderse como preferentemente taurino, ha sembrado cierta polémica. A punto de celebrarse las últimas elecciones municipales, el PP se mostró dispuesto a realizar una reforma de 360.000 euros para arreglar la techumbre y dar un repaso completo a la plaza. Tras ganar los comicios y comprobar su estado, el PSOE dejó claro que, por seguridad, no habría eventos hasta que se solventaran las deficiencias.

El pasado 20 de febrero, el PP presentó una moción aprobada con el respaldo de Cs y los tres ediles no adscritos, para instar al equipo de Gobierno a iniciar las obras «de manera urgente». Aunque el PSOE negó en ese momento la urgencia y anunció que se acometerían cuando fuera «posible», el alcalde, Luis Salaya dejó claro al día siguiente que está dispuesto «a asumir la voluntad política del pleno» y que la mejora se realizará a la mayor brevedad posible, ajustando el presupuesto y buscando formas de financiarlo.

Mientras tanto, todo indica que no habrá toros en la primavera de 2020, como ya ocurriera en 2016. De todos modos, estos festejos se han complicado en Cáceres tras el acuerdo del pleno votado en 2016 por PSOE, Cs y Podemos, que impide subvencionar las corridas.

Al margen de una polémica que daría mucho que hablar entre ‘toros sí’ y ‘toros no’, lo que nunca se puede negar es la historia de esta plaza y la necesidad de mantenerla adecuadamente, atendiendo a su categoría de ‘Monumento’. Y para hablar de todo lo que ha acontecido en su interior durante 174 años, nadie mejor que César García, autor de la obra más completa sobre la Era de los Mártires, titulada ‘La plaza de toros de Cáceres. Apuntes históricos’. En sus 400 páginas recoge con profusión de detalles los distintos eventos, muchos relacionados con los toros, otros no, que se han desarrollado desde 1846.

«Se construyó como un recinto absolutamente monumental en la época, con capacidad para 6.463 espectadores. Cáceres tenía unos 10.000 habitantes en 1846, de modo que las dos terceras partes cabían en el tendido», explica César García. Eso sí, «hoy malamente se acomodan 5.000 personas, y digo ‘acomodarse’ por decir algo, porque mantiene los asientos originales de granito abujardado que obligan a llevar una almohadilla, y filas estrechas en las que uno se sienta donde otro pone los pies», explica el investigador, quien no obstante valora el encanto primitivo de la plaza cacereña.

LA PAGARON LOS CACEREÑOS / «Se trata de una construcción con grandes muros sobre sillares de cantería, de fachada blanca. Responde a un estilo netamente español, ya que en 1846 todavía no se habían extendido las influencias arábigas que pueden verse en Las Ventas», detalla. El coso se levantó en el Corral del Concejo, junto al rollo de justicia, donde se llevaban a cabo las ejecuciones que ordenaba la Real Audiencia. Fue financiado por los propios cacereños «de posibles», a través de una sociedad de acciones que tenían un notable coste de 500 pesetas.

LA COPLA DEL CHICLANERO / Por fin se inauguró en 1946. Esa tarde torearon José Redondo ‘Chiclanero’ y Gaspar Díaz ‘Lavi’, con astados de Gaspar Muñoz Pereiro y del Duque de Veragua. La localidad costó 8 reales en sol y 6 en sombra. Tan impresionado quedó el primer torero que el pueblo tradujo sus palabras en copla: «Cuando vino El Chiclanero / a reconocer la plaza / le dijo a su compañero / ¡Esta es la mejor de España!».

Todo ello se recoge en el libro de César García, que describe el paso de las principales figuras taurinas de todos los tiempos por esta plaza de segunda categoría (como corresponde a las capitales de provincia), pero considerada importante. «Aquí han toreado tanto y tantos... Cúchares, Lagartijo, Rafael Guerra ‘Guerrita’, Joselito, Belmonte, Manolete, Bienvenida, Paco Camino, Juan Mora en su encierro con seis Victorinos o la espectacular tarde de Emilio Oliva, El Cordobés y Curro Romero en 1963». De hecho, solo hay constancia fehaciente de dos años sin toros, 1854 y 1855, por una epidemia de cólera (no volvería a pasar hasta 2016... y quizás 2020).

«Cáceres siempre tuvo una gran afición a los toros. Ya en 1548, el documento de ‘Constitución de la Cofradía del Santo Señor San Jorge’ recogía cómo debía celebrar el ayuntamiento estas fiestas: «Se han de correr toros en la plaza pública, así como trasladarse el pendón de San Jorge a Santa María». Cuando se construyó la plaza, además de los festejos de San Jorge, se organizaron en ella los de las ferias de agosto, que en 1896 se trasladarían a mayo bautizadas como Ferias de San Fernando. César García conserva las entradas originales de las primeras corridas de San Fernando, también los periódicos de las ferias de septiembre.

REALEZA Y DILUVIO / En 1881, la plaza acogió la Corrida Regia, incluida en los actos de inauguración del ferrocarril. Acudieron al palco Alfonso XII de España y Luis I de Portugal. Torearon Frascuelo y Ángel Pastor. «Llovió tanto que en el tercer toro se tuvo que suspender», relata el investigador. La que no se suspendió fue la corrida de finales de mayo de 1920, en la que estaban anunciados Joselito, Angelete y Sánchez Mejías. «Quiso la mala fortuna que el 16 de mayo, el toro Bailaó matara al primero en Talavera de la Reina. La conmoción del público fue extraordinaria y se temía que el tendido estuviera vacío. Entonces el cacereño Don Juan Vitórica, diputado en Cortes, pago las entradas de sol a los soldados del Regimiento Segovia 75, con lo cual la corrida no se suspendió».

En 1901 llegó hasta la Era de los Mártires el mismo Don Tancredo, «un personaje famosísimo que iba de plaza a plaza subiéndose a un pedestal. Se ponían en el ruedo, todo de blanco, quieto, y el toro no le embestía. Aquella tarde la expectación era enorme. Se quedó en medio toda la corrida».

Cesar García recoge en su libro una avalancha de documentos antiguos: un contrato con las 20.000 pesetas que costaron las seis reses de Miura para la feria de 1941; las primeras mujeres que torearon en Cáceres en 1934 (Angelita Álamo y Carmen Marín); la creación de una escuela taurina en la misma plaza en 1950 con Joselito Romero como director (allí se formaron Sánchez Cáceres o Morenito de Aranda); el famoso indulto al toro Ruidón por su bravura; la excepcional temporada de 1962 con quince corridas en tiempos del empresario Canorea (César García detalla todos los festejos desde 1946); los coloquios en el Hotel Extremadura; la creación del primer Club Taurino en 1952; o un curioso documento que apareció oculto en la techumbre en los años 90, que se correspondía con una ficha de enfermería de un preso de la guerra civil que logró fugarse.

La historia de la plaza es inabarcable. Ha acogido hasta diez alternativas: Manuel García ‘Revertito’ (1930), Mario Carrión (1955), José Trincheira (1958), Enrique Trujillo (1963), José Manuel Pinto (1973), Antonio Sánchez Cáceres (1977), Roberto Contreras (1997), Mari Paz Vega (1997, primera alternativa femenina, arropada por Cristina Sánchez y Antonio Ferrera), Manolo Bejarano (1999) y Emilio de Justo (2007), este último acompañado por Alejandro Talavante y Cayetano Rivera Ordóñez.

Una larga trayectoria con cientos y un festejos de todo tipo: espectáculos de motos y coches, danzarines con caballos, militares, conciertos, Womad, exposiciones y hasta una pista de hielo. La plaza de toros reivindica su historia, o al menos su integridad como monumento. Parece que ahora está más cerca.