La policía local tuvo que acudir el pasado lunes a las oficinas de Busursa, empresa concesionaria de los autobuses, en el centro comercial Cánovas para evitar incidentes entre clientes y trabajadores. Los hechos ocurrieron a las 19.50 horas cuando estaban a punto de cerrar y había gran cantidad de público. En ese momento, según la policía, la gente estaba alterada y pidiendo hojas de reclamación.

Según explicó ayer el gerente de Busursa, Esteban de Miguel, algunos usuarios golpearon los cristales de las oficinas e insultaron a los dos trabajadores que habían avisado con antelación de que el horario de cierre estaba fijado a las ocho. El responsable de la empresa añadió que no entiende por qué el público espera al primer día del mes para cargar sus tarjetas de transporte cuando puede hacerlo en las oficinas de Caja Duero y hasta dos meses antes.