Tras el lamentable percance sucedido en la ciudad de Cáceres a un compañero de la policía local, al que intentaron disparar con su propia arma, y tras la reciente negativa por parte de la Delegación del Gobierno a la ciudad de Mérida en relación al permiso solicitado para que agentes de policía local vistan de paisano durante el servicio de patrulla, nuevamente surge la polémica sobre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y sobre nuestro actual modelo de seguridad en general.

Una vez entrada en vigor la Constitución española de 1978, se tardaron ocho años en lograr una Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que estableciese un modelo policial acorde con el nuevo modelo social y político existente. Sin embargo, ese modelo policial nació prácticamente caduco y todavía anclado en el pasado. En él, las policías se denominan Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (frente a términos más democráticos como "policías", "servicios de seguridad", etcétera); se mantiene la existencia de la Guardia Civil como cuerpo militar, y junto a ellas las policías autonómicas logran también amplias competencias, en tanto las policías locales son las grandes olvidadas con tan sólo cuatro artículos dedicados a su desarrollo.

La evolución de nuestro modelo político, que dota cada vez de mayor autonomía a los municipios, demuestra el error de la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en este aspecto. Las policías locales han ocupado, si no por la vía de la regulación legal sí por la vía de la realidad social, una posición privilegiada en el sistema de seguridad por muchas razones, entre las que destacan su gran cercanía al ciudadano, la implicación personal del policía en su entorno y una cada vez mayor exigencia de formación para el ingreso. En este sentido, sus competencias han aumentado mucho más allá de lo contemplado en la Ley a pesar de las limitaciones con que en muchos lugares nos encontramos tanto en medios humanos, por la escasez de plantilla, como materiales.

Ceñir las actuaciones de la policía local a la regulación del tráfico y al cumplimiento de ordenanzas, y afirmar que la seguridad es labor de los cuerpos del Estado es vivir fuera de la realidad.

Desde la FSAP-CCOO entendemos la necesidad de afrontar de manera inmediata una serie de cambios en nuestro Modelo de Seguridad, en el que asistimos a una multiplicación de servicios: Policía Nacional, Guardia Civil, policía autonómica, policía local, auxiliares de policía, guardas rurales, vigilantes de seguridad... En el modelo de Servicio Público de Seguridad que defendemos tenemos claro que es fundamental la integración de los diferentes cuerpos policiales, de tal forma que no exista ningún tipo de conflicto competencial y de manera que se preste un mejor servicio a los ciudadanos, a los que poco les importa el color del uniforme que llevamos.

Mientras se realizan las reformas es evidente que las policías locales seguiremos desarrollando nuestra labor en defensa de la seguridad de todos los ciudadanos y ofreciendo a la sociedad un servicio cada vez más profesional y de mayor calidad.

Por ello, desde la Agrupación de Policías Locales de Comisiones Obreras queremos manifestar nuestro apoyo al compañero Francisco Rosado, perteneciente al Grupo Especial de Seguridad de la Policía Local de Cáceres, al que felicitamos por su arrojo y valentía, e igualmente queremos mostrar también nuestro acuerdo con la iniciativa emeritense de crear patrullas de vigilancia de paisano para prestar un mejor servicio y contribuir a atajar la comisión de actos vandálicos.