Andresín y familia han celebrado con gran boato la parte pagana de su primera comunión. La parte religiosa no sé si la han celebrado o ha pasado por ellos con más pena que gloria. Entre los regalos recibidos figura un teléfono móvil con conexión a internet de no se sabe qué generación pues ya van muchas. Un nombre que es un engaño pues el móvil es Andresín porque si no fuera por Andresín el aparato estaría más quieto que Manolete . Por fin puede hablar con su amiguito Carlitos que está de veraneo en Matalascañas y decirle que tiene el último juego de la Play, que se va a comer un helado y que le van a comprar una mini tableta.

Es posible que dentro de poco tiempo pase a formar parte de la minoría de chiquillos que hacen fotografías pornográficas y las cuelgan en la red o incluso navegue por esta sin cortapisas en busca de las webs más calientes.

Este fenómeno no es totalmente nuevo puesto que en nuestra infancia y pubertad también nos dedicábamos a la pornografía, que entonces se llamaba guarrerías. Puesto que no existían los bikinis, ni los tops, ni los escotes de vértigo y la ropa interior femenina no aparecía ni en los escaparates, el mayor festín pornográfico que podías darte era ver las bragas de una muchacha, algo realmente difícil en aquellos tiempos y que solamente se conseguía con las descuidadas. A eso se le llamaba "hacer una foto".

ninguna red social pues a los dos minutos toda la pandilla estaba haciendo fotos, es decir, viéndole las bragas. Ahora parece que quieren prohibir a los nenes la conexión a internet.

TAMBIEN A nosotros nos prohibían ver bragas y si entonces fue vana tarea aún será más inútil conseguirlo hoy día. Algunas cosas han cambiado, la precocidad sexual y la exhibición indiscriminada de cualquier parte del cuerpo pero lo que no ha cambiado es lo más importante: la educación sexual.