Apenas lleva dos días recibiendo tráfico de vehículos y la avenida Primo de Rivera ya está sufriendo las primeras consecuencias. Muchos cacereños acusaron ayer pequeños atascos y temen que en horas puntas las retenciones sean mucho mayores.

El problema radica en que Primo de Rivera recibe tráfico desde Hernán Cortés y también desde Virgen de Guadalupe. Cuando los semáforos de las vías citadas anteriormente tornan a verde se produce un embudo en la entrada a Primo de Rivera, con vehículos retenidos que, si además coincide con que el semáforo de la avenida está en rojo, llegan a entorpecer la circulación en la rotonda de la plaza de Hernán Cortés. El semáforo de Primo de Rivera dura en rojo 85 segundos, mientras que en verde solo permanece 25 segundos. Esta es una de las principales quejas de los conductores que han vuelto a circular por la avenida.

"La ventaja ahora mismo es que pienso que todo el mundo no se ha enterado de que se ha reabierto la avenida, pero al haber solo un carril para cada sentido en horas puntas se van a generar atascos", apuntó ayer Reme, una conductora habitual. Con ella coincide María. "El semáforo dura demasiado tiempo en rojo, con lo que se forma una fila considerable de vehículos parados que, a veces, llega a colapsar la rotonda del Caballo". Otra cacereña, María Elena, circulaba por Primo de Rivera a diario antes del inicio de la obra, y lo ha vuelto a hacer desde ayer. "Por la mañana es cierto que menos, pero por la tarde sí que se producen retenciones", señaló.

No obstante, también hay conductores que, a pesar de los pequeños atascos, agradecen la reapertura de la avenida. "Antes la calle estaba totalmente cortada, con lo que si ahora hay que esperar cinco o diez minutos en un semáforo me parece una maravilla", comentó un residente de la vía.