Horacio C. C. fue una de las últimas personas, si no la última, que vio con vida a Luis Guillermo M. B., el colombiano asesinado, descuartizado y arrojado al río Almonte a finales de mayo del 2008. Eso es lo que indicarían, sin apenas lugar a dudas, las pruebas recopiladas hasta ahora por el equipo de investigación de la Policía Nacional y la Guardia Civil que llevan el caso, según fuentes consultadas por este diario.

La reconstrucción de las horas previas a la desaparición de la víctima ha permitido corroborar que, según las mismas fuentes, Horacio C. C., argentino y encarcelado de forma preventiva como presunto autor del homicidio, fue a Madrid a recoger al colombiano. Habitualmente la víctima le utilizaba a él y a su coche, un Seat León de color negro, para sus desplazamientos.

Horacio C. C. habría reconocido en sus últimas declaraciones que ese día había viajado a Madrid, pero que se fue de juerga con unos colegas y que visitaron varios clubs de alterne en el viaje. Versión a la que la policía no da credibilidad, ya que hay pruebas que sitúan juntos a la víctima y a su presunto asesino en las horas en torno a las cuales se estima que se cometió el crimen el 28 de mayo del año pasado.

UN HACHA DEMASIADO LIMPIA Otra de las pruebas más sólidas de la investigación es la sangre de la víctima hallada en un hacha encontrado en la vivienda de los suegros del principal implicado, también argentinos e imputados por el crimen como posibles colaboradores o encubridores pero en libertad provisional. Junto a ellos, también están imputados las dos hijas de este matrimonio, una de ellas la pareja de Horacio C. C., y un hermano de la víctima.

Lo que es muy "significativo" es el lugar donde se halló la sangre, en las hendiduras de la junta del mango y la cabeza del hacha, un rincón de difícil limpieza. El resto de la herramienta estaba, sin embargo, inusualmente limpia, incluso carecía de huellas dactilares, mientras que el resto de herramientas intervenidas en la misma vivienda tenían huellas de los usuarios habituales de la misma.

UN ASUNTO DE DROGAS Sin una confesión y sin testigos, los investigadores del caso sólo cuentan con teorías elaboradas a partir de las pruebas y los datos recogidos durante las pesquisas para hacerse una idea de lo que pudo ocurrir, ya que el móvil del crimen sigue sin aclararse de forma concluyente.

El hecho de que el principal imputado como autor material del asesinato, Horacio C. C., estuviera vinculado ya al mundo de la droga, con una causa pendiente de juicio en la Audiencia de Cáceres por este motivo, y el descuartizamiento y mutilación del cadáver para evitar su identificación, apuntan directamente a un probable ajuste de cuentas. "Pudo ser por pura avaricia", explica una fuente cercana al caso, "por no conformarse con una parte y querer todo el pastel".

Tan sólo cuatro meses antes del crimen, Horacio C. C. fue detenido por la Brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional por proveer supuestamente de cocaína a un conocido traficante cacereño, cuya identidad responde a las iniciales Juan Carlos P. M., al que la policía ya seguía la pista. Tras someter a ambos a "discretos seguimientos", se detectó que ambos solían desplazarse juntos en el coche del argentino, el Seat León negro, el mismo en el que era frecuente ver al colombiano fallecido.

Horacio C. C. y Juan Carlos P. M., que se enfrentan a 6 años de prisión por este caso, se habrían dedicado juntos al tráfico de cocaína en el último semestre del 2007 y solían operar en el entorno de la plaza de Antonio Canales, según el escrito de acusación de la Fiscalía por este asunto en el que se concreta que Juan Carlo P. M. ejercía de camello y Horacio C. C., de su proveedor.

Tras registrar la casa de este último, en su cocina se hallaron ocultos 9 gramos de cocaína de gran pureza y 11 gramos de hachís. También se encontró un cuaderno donde el acusado realizaba presuntamente las anotaciones de cantidades, teléfonos y nombres de consumidores, dinero y circunstancias de las diversas entregas de droga. Todo ello refuerza la relación del crimen del Almonte con las drogas.