Tuvieron una discusión por motivos económicos a causa de la adicción a los estupefacientes que ambos, que mantenían una relación sentimental, tienen. Ocurrió en un edificio abandonado próximo a la estación de servicio Pasarón, en el que habitaban al carecer de recursos. Él, con la intención de menoscabar su integridad física, golpeó indiscriminadamente a la mujer con un cenicero, con botellas y con todo lo que encontraba a su alcance. Llegó a clavarle unas tijeras en el muslo. También la empujó contra el suelo y le propinó varias patadas. Como consecuencia de la agresión sufrió contusiones en el brazo, la zona lumbar y el costado, además de una herida contusa en el cuero cabelludo, varias piezas dentales arrancadas y una herida incisa en el muslo. Ha sido condenado a tres años de prisión por un delito de lesiones de género, y a la prohibición de aproximarse a una distancia no inferior a 300 metros durante cinco años. Debe indemnizarla con 210 euros.