La Asociación Cacereña para la Protección y Defensa de los Animales, colectivo que atiende la perrera municipal desde hace años, está en una situación "desesperada". Así lo afirman sus responsables, quienes atienden cada día a 80 perros --la capacidad máxima es de 60-- y a varios gatos, y que ven cómo se les agotan todos los recursos para mantener la instalación. La subvención que cada año les concede el ayuntamiento --48.000 euros-- para que se hagan cargo de estas dependencias todavía no ha llegado. "No hemos cobrado un euro desde enero, y adeudamos el pienso y las atenciones veterinarias de todo el año. Seguimos adelante por la buena fe de la gente, por donaciones y favores, y por los fondos que podemos aportar desde la propia protectora procedentes de los socios", explica Juana García, presidenta.

De hecho, la asociación no recogerá más animales de la calle si la situación persiste. "No queremos llegar a ese punto, nos duele más que a nadie, pero realmente no damos abasto", afirma la responsable. Y es que la perrera siempre se encuentra sobresaturada y lógicamente todos los animales comen a diario. "Pero además debemos lavarlos y vacunarlos, y muchos llegan en situaciones tan lamentables que necesitan una atención a fondo por parte del veterinario. También se castran y esterilizan para evitar camadas indeseadas e intentar que esta situación no se perpetúe", explican las voluntarias de la protectora, desmoralizadas por la "importantísima" cantidad de dinero que ya se adeuda tanto al proveedor de pienso como al veterinario. "Aun así continúan atendiéndonos por cariño a los animales", agradecen.

Además, la mayor parte del trabajo tampoco cuenta a efectos económicos, porque corre a cargo de un pequeño grupo de voluntarios que atienden la instalación sin cobrar nada a cambio, dedicando varias horas al día. Solo les ayudan dos empleados que también dependen de la subvención municipal, "y que hasta ahora han cobrado sus nóminas de nuestros propios fondos, pero estamos al límite", afirma Juana García. El problema se agrava estos días por la llegada de los primeros perros abandonados en la temporada de caza. "Ya tenemos podencos y galgos", lamenta la presidenta.

La subvención municipal no es una simple ayuda benéfica, ya que la protectora está desarrollando un trabajo que compete al ayuntamiento, y por tanto realiza un servicio público. De hecho, desde que esta asociación se hizo cargo de la perrera los animales que aparecen abandonados en las calles cacereñas no se sacrifican, sino al contrario: se curan, alimentan, vacunan y castran para su adopción responsable (con microchip incluido). Pese a ello, los retrasos en la asignación del ayuntamiento se han repetido en los últimos años. "Esta vez la situación ya es muy grave", reconoce Juana García.

MALTRATO, ENFERMEDADES... Y es que los gastos se acumulan a diario. "Ayer se castró a un mastín, el pasado sábado a otros dos perros, y tenemos gatos con tiña. Hace unos días el veterinario tuvo que atender a un cachorro que traía la cara rota por la paliza que le habían dado unos niños. Pero además hay curas y vacunas diarias, amén de la comida y los cuidados a perros y gatos", precisa la presidenta, que insta al ayuntamiento a resolver cuanto antes los trámites "porque aquí no abarcamos más".