Se utilizaba en el medievo y vuelve a sobrecoger las calles cada Miércoles Santo, anunciando la llegada del Cristo Negro. La esquila, en manos de Antonio Corrales desde 1990, es un sonido muy característico de la Pasión cacereña. "Este año sacaremos una nueva en bronce creada por artistas montehermoseños con motivo del XXV aniversario de la reaparición de la hermandad. La bautizaremos, como manda la tradición", señala.