Martina tiene un año y juega con Mariflor, su muñeca, frente a la ermita. Pasea en la plaza junto a Alejandro, su padre, y Graziela, su madre. Es la primera vez que los tres acuden a la fiesta de San Blas. Vivían en Brasil, más tarde en Madrid y hace unos meses se trasladaron a Cáceres por cuestiones laborales y han decidido formar parte de las tradiciones de la ciudad. La pequeña Martina apenas sabe hablar pero ayer atraía la atención de los asistentes porque lucía el traje regional, una de las reivindicaciones de los últimos años en la celebración popular. Posiblemente ayer era una de las romeras de menor edad en una jornada que se caracterizó por la participación de jóvenes, la mayoría con su atuendo del folclore extremeño. Miguel (8 años) y Francis (4 años) también acudieron por primera vez y lo hicieron con el traje típico de Montehermoso. Su madre anota que no responde a un interés religioso sino cultural. «Lo hacemos por la tradición», apostilla. Como ellos, la mayoría acudió con los trajes heredados de sus antecesores. Más de cien años acumulaba el pañuelo que lucía Isabel (10 años), legado de su tatarabuela. La cacereña ya tiene experiencia como romera en San Blas. Todos los años asiste con su madre y «siempre» con el atuendo tradicional.

Desde primera hora fueron numerosos los pequeños asistentes los que se congregaron para participar en las actividades infantiles que había previsto para ellos la organización de la celebración popular, la parroquia de San Blas y la asociación de vecinos Universidad-San Blas.

Roscas y cordones

El mal tiempo que acompañó la semana dio tregua ayer sábado para que los romeros pudieran disfrutar de una jornada de convivencia. Pasada la media mañana ya se concentraban multitud de cacereños en torno a la ermita, donde los feligreses entraron a honrar al santo y compraban los cordones de San Blas, que según la tradición protegen a sus portadores del mal de garganta. Es uno de los atractivos junto con las tradicionales roscas de anís. Este año se pusieron a la venta más de 5.000 y pocos asistentes se fueron sin la suya. Vicente Sánchez fue uno de ellos. Compraba una bolsa mientras esperaba a su nieto. El cacereño, que también acude desde que era niño, insistió en potenciar la celebración y en mantener las tradiciones.

La romería contó este año además con una degustación de prueba de cerdo y ponche, actuaciones de folclore y premios para los mejores trajes regionales. Hoy a las 12.00 horas tendrá lugar la misa y la procesión por los alrededores de la ermita. Puede quedar tranquilo San Blas porque el relevo está asegurado.