El 8 de marzo se cumplen exactamente diez años de aquel anunció que cayó en la ciudad como un jarro de agua fría y fue un mazazo para la conciencia colectiva. El Jefe del Estado Mayor del Ejército, por entonces el general Pardo de Santayana, anunció en su visita que el Cimov dejaría de formar soldados en diciembre de 2002 porque el centro no encajaba en el nuevo Ejército Profesional. Tampoco ofreció alternativas. En los pasillos de instituciones civiles y militares se hablaba de un cierre ya decidido que se llevaría por delante a una de las mejores industrias locales (junto con la universidad), con 9 millones anuales de ingresos para la ciudad, 250 empleos directos y otros tantos indirectos.

Han pasado diez años y, curiosamente, tras una larga sucesión de anuncios, proyectos, encuentros, mociones, trámites, vueltas y revueltas, la base cacereña ha quedado establecida tal y como estaba en 2001, es decir, como Centro de Formación de Tropas (ahora se denomina Cefot en lugar de Cimov), pero eso sí, con la diferencia clave de que ya tiene el futuro asegurado por Defensa.

Los primeros años fueron desconcertantes. Tras el aciago anuncio de Pardo de Santayana, el ministerio se refirió abiertamente el cierre de la unidad dos veces más, una en 2002 y otra en 2003, e incluso llegó a incluirla en el Plan de Propiedades Innecesarias para su enajenación o permuta. El Congreso de los Diputados rechazó una tras otra las proposiciones presentadas por el socialista Victorino Mayoral para darle otros más al cuartel: instrucción de reservistas voluntarios, formación de soldados de Infantería, Caballería y Artillería... Mientras, la ciudadanía se movía a través de la plataforma El campamento no se cierra , creada en 2001 por más de 30 colectivos (empresarios, sindicatos, partidos, vecinos...), que llegaron a personarse ante la Cámara baja.

No estaba en juego cualquier cosa. Desde 1964 han pasado por Santa Ana más de medio millón de soldados. En los años 90, el cuartel destinaba cada día 9.000 euros a la manutención de la tropa --alrededor de 3.000 jóvenes por reemplazo--, y los soldados recibían de sus familias unos 2,4 millones de euros al año para gastarlos en la ciudad. La hostelería cacereña recuerda nostálgica aquellas juras de bandera de 15.000 personas, cuando las empresas de transportes contrataban hasta el último autobús para trasladar a las tropas a sus ciudades.

Las presiones desde todos los estamentos cacereños (ayuntamiento, Junta, ciudadanía...) comenzaron a obtener resultados. En 2003, el nuevo JEME, Luis Alejandre, se reunió con Saponi para anunciarle la búsqueda de alternativas al cierre. Durante un año se habló de la instalación de un centro de instrucción de unidades mecanizadas (vehículos de movimientos de tropas, carros de combate...). Pero la noticia con mayúsculas llegó en mayo del 2004. El ministro de Defensa, José Bono, visitó el acuartelamiento y garantizó su futuro como sede de un regimiento de ingenieros formado por 500 soldados y 100 mandos. Dicho de otro modo, una unidad operativa de alta cualificación, muy del agrado de la sociedad cacereña.

En mayo de 2005 se avanzó un paso más. El director general de Enseñanza Militar anunció que la base también seguiría funcionando como centro de preparación de tropas, un uso compatible. "Es uno de los centros más sólidos en formación y no vamos a tirarlo por la borda", subrayó.

Durante años se realizaron trámites para posibilitar el desembarco del regimiento de ingenieros en Cáceres, en principio previsto para 2006. Llegó a publicarse en un real decreto sobre reestructuración del ejército y altos mandos se reunieron con los dueños de los terrenos anexos a Santa Ana, ya que la nueva unidad necesitaba una ampliación de la base en 300 hectáreas.

En 2008 no había atisbo de los ingenieros. De por medio, en 2007, Defensa había sopesado eliminar otra vez el uso formativo del Cimov, dejando solo una unidad de mantenimiento en la base cacereña hasta la llegada del nuevo regimiento. Una carta de Saponi al ministro Alonso volvió a dejar todo como estaba, aunque el asunto no avanzaba. En diciembre de 2008 se gestó el mayor intento por traer a los ingenieros. La ministra de Defensa, Carmen Chacón, el presidente de la Junta, Fernández Vara, y la alcaldesa, Carmen Heras, firmaron un protocolo para recalificar 50 hectáreas del Ejército separadas del Cimov por la N-630, permitiendo la creación de viviendas protegidas y la obtención de beneficios para comprar 280 hectáreas al sur de la base.

Sin embargo, a principios de 2009 comenzaron a sucederse noticias muy distintas: Santa Ana no aparecía como sede de ingenieros en la reorganización del Ejército, y el regimiento que se había postulado para Cáceres se mantenía en Burgos.

Aquel protocolo a tres bandas se prorrogó un año más pero caducó en diciembre de 2010 sin avances. A esas alturas tampoco era prioritario. Y no lo era porque dos meses antes, en octubre, Defensa había anunciado que Santa Ana se convertía en uno de sus cuatro Centros de Formación de Tropas (Cefot), junto con San Fernando, Calatayud y Canarias. Así se establecía en la reestructuración del Ejército de Tierra realizada el pasado junio y firmada por el Jefe del Estado Mayor, Fulgencio Coll, quién lo comunicó personalmente durante su visita al cuartel, garantizando la continuidad.

Y AHORA... A día de hoy, el Cefot ya funciona como tal. Ni el Ejército ni el ayuntamiento descartan que pueda incorporar más funciones, porque las conversaciones siguen adelante pese al final del protocolo.

No es precisamente el mejor momento para los centros de formación debido al descenso en las plazas para soldado profesional, tanto por la crisis (en 2010 se ofrecieron 350) como por el gran número de militares incorporados en los últimos años, que rozan el tope máximo de 83.000 efectivos. De ahí que en 2011 se convoquen poco más de 1.000 plazas en el primer ciclo de los cuatro previstos.

Sin embargo, la base cacereña ha sabido buscar otros contenidos que mantienen sus instalaciones activas. Además de su labor principal, acoge exámenes multitudinarios de cabo y cabo primero y cursos de seguridad y defensa.