La concatedral ha vuelto a poner las cosas en su sitio... en el que estuvieron durante siglos. El grupo escultórico del Calvario ocupa desde esta semana la parte más alta del retablo de Santa María a modo de remate solemne, y todo ello compone una de las mejores piezas artísticas de la ciudad, obra del reconocido Roque de Balduque, escultor y retablista de origen flamenco del siglo XVI, que dejó numerosas joyas repartidas por la geografía española.

El Cabildo Catedral ha tomado esta decisión en las últimas semanas, aunque de momento no puede apreciarse el resultado hasta que se retiren por completo los andamios. Los ciudadanos tendrán que esperar a la reapertura del templo tras las obras acometidas durante el último año. No se prolongarán mucho más. "Falta la instalación de los bancos con calefacción, y el 25 de marzo ya hay bodas programadas", explica el deán, José Antonio Fuentes. A muchos les parecerá extraño ver las tres imágenes del Calvario coronando el retablo --San Juan y la Virgen ante Jesús crucificado--, que durante décadas han permanecido en el muro izquierdo del templo, junto a la puerta lateral de acceso, en la capilla de Santa Ana.

Este grupo escultórico tiene un pasado curioso. Según explica el historiador José Manuel Martín Cisneros, efectivamente durante siglos ocupó la parte superior del retablo, pero cuando Santa María fue erigida concatedral en 1958, se hizo necesario realizar cambios en el templo, hasta entonces con consideración de parroquia. La reforma más importante consistió en la introducción de la sillería coral y la consiguiente elevación del retablo. Fue entonces cuando de manera temporal se bajó el grupo escultórico, y abajo se quedó durante medio siglo. Las razones concretas no se conocen. Pudo ser porque arriba había ya menos espacio, por su peso, o porque muchos habían comenzado a apreciar la belleza del Calvario de cerca, y se optó por mantenerlo en la capilla de Santa Ana.

UNA REPLICA Visto lo visto, en los años setenta se encargó una réplica exacta para que ocupara su lugar sobre el retablo. Las imágenes llegaron, pero tampoco se colocaron. De hecho fueron trasladadas por el Cabildo al convento de San Francisco, hoy complejo cultural, y finalmente se ubicaron en el altar del Hospital Nuestra Señora de la Montaña, edificio propiedad de la Diputación, aunque no hay documentos de que se cediesen para ello.

Iniciadas las últimas obras de Santa María, el Cabildo consideró que había llegado la hora de completar el retablo del siglo XVI tal y como fue concebido, por ello ha solicitado a la Diputación la devolución de las réplicas. Sin embargo, puesto que este tipo de trámites son lentos y las obras tienen una fecha final (los andamios han comenzado a desmontarse esta semana), al final se ha optado por subir el Calvario original. Cuando lleguen las réplicas, posiblemente ocupen la capilla que queda vacía.

"Ha sido una buena iniciativa. Roque de Balduque es uno de los grandes artistas del siglo XVI y uno de los iniciadores del siglo de oro de la escultura", explica Martín Cisneros, que repasa otras joyas patrimoniales que demuestran que en Cáceres también recalaron grandes autores: el Niño de la Congregación, de Martínez Montañés, el retablo de Santiago, de Berruguete, o el Señor de la Columna, de José de Arce.

ANALISIS En realidad, el retablo de Santa María fue obra de Roque de Balduque junto con el francés Guillén Ferrant, quien se encargó más bien de la parte estructural (autor además de la portada de San Mateo). José Manuel Martín Cisneros destaca la calidad de todas las imágenes, pero especialmente la calle central, y en concreto las alusivas a la Coronación de la Virgen y la Asunción. El deán, José Antonio Fuentes, también llama la atención sobre la mayor perfección de las tallas más bajas respecto a las más altas. "Por ejemplo, en las figuras de San Pedro o San Mateo afinó más la gubia, pero en su conjunto es una pieza excepcional", subraya.