Cualquiera puede imaginarse el mal trago por el que están pasando los empleados de Aspace después de cuatro meses sin cobrar, aunque la situación puede ser todavía peor. José Tovar ejerce como profesor en el centro pero su mujer también trabaja en las mismas instalaciones. Conclusión: en el domicilio familiar no entra ni una sola nómina desde febrero.

"Por supuesto tenemos una hipoteca, como todo el mundo, y aunque ya nos quedan pocas cuotas, estamos pasando serios apuros. Lo vamos llevando como podemos, hemos tirado de los ahorros y estamos gastando lo menos posible, pero resulta difícil", confiesa sincero.

Además, y por si fuera poco, el matrimonio tiene una hija que estudia en la universidad, concretamente en la Facultad de Biológicas de Badajoz, "y claro, hay que pagarle el alquiler para que pueda seguir el curso, y la manutención, y otros gastos...", detalla. Tanto José Tovar como su mujer han llegado a pedir estos meses algún préstamo al banco para hacer frente a la situación mientras llegan los pagos atrasados, "pero también estas ayudas se nos agotan, y todo tiene un límite", reconoce.

José solo quiere lo que le corresponde, lo que se sigue ganando cada día en su puesto de trabajo, "y espero que esto no vuelva a ocurrir nunca más, no es nada agradable".