La situación ha mejorado en la residencia El Cuartillo de Cáceres (conocida popularmente como la Asistida), pero aún se trabaja con ciertas precariedades. Así lo reconocen las trabajadoras del centro, que aseguran a este diario que continúan siendo escasos los equipos de protección individual. Tienen que reutilizar los trajes varias veces porque, en el mejor de los casos, tienen uno por trabajador. Los residentes se encuentran aislados en sus habitaciones y cuando acceden a la zona de contagiados se enfundan el mono protector, que deben desinfectar cada vez que salen de ese espacio. «Muchas veces si uno entra a dar el desayuno a los residentes y al rato tiene que volver a entrar no da tiempo a que el equipo se seque así que tenemos que ponernos el de otro compañero», afirman.

Los empleados consideran que la situación a la que se ha llegado en este centro (hasta ayer había 69 fallecidos) es fruto de los errores que se cometieron desde el principio. Entre ellos está la decisión de aislar a todos los residentes para evitar que el virus se propagara. «Se tardó mucho tiempo en aislarlos a todos. Seguían bajando a comer todos al comedor, sí es cierto que se distribuían de otra manera para que estuvieran más separados, pero seguían todos usando las zonas comunes», asegura una trabajadora que prefiere no dar su nombre.

Solo con mascarillas

Otro de los errores fue la falta de protecciones, que al principio no es que fueran escasos es que «no existían» De hecho, tal y como cuenta esta empleada, entraban en las habitaciones de los infectados solo con una mascarilla y guantes, porque no tenían nada más, y los manipulaban. «Teníamos que entrar en sus habitaciones porque no podíamos dejarles ahí sin comer, por eso nos hemos contagiado tantos trabajadores», reconoce. Se plantaron varias veces a la dirección, negándose a trabajar en esas condiciones. De hecho, las protecciones no llegaron hasta principios de abril y a requerimiento de la Inspección de Trabajo, que exigió a la Junta de Extremadura que dotara a esta residencia de lo necesario para hacer frente a la pandemia.

También dudan de las medidas de aislamiento que se han llevado a cabo. Actualmente todos los ancianos se encuentran encerrados en sus habitaciones (no salen, allí desayunan, comen, meriendan y cenan) y han dividido los pasillos: A un lado los infectados y a otro los sanos. Para impedir el paso de un pasillo a otro han pegado a la pared un plástico (el que cubría un pallet de esponjas que recibieron), tal y como se observa en la fotografía de este reportaje. Aquí no hay puertas y había que limitar el acceso de alguna manera. Al otro lado del pasillo sí hay puertas blindadas, que permanecen cerradas todo el tiempo, solo se abren cuando las empleadas acceden a las habitaciones de los enfermos.

Otra de las particularidades de este centro de mayores es que casi ninguno de los residentes son derivados al hospital (los que se han trasladados ha sido a petición de las familias, aseguran los trabajadores). El centro está atendido por médicos tanto de la propia residencia como del Servicio Extremeño de Salud (SES); el problema, añaden las mismas fuentes, es que no está preparado: «Esto no es un hospital geriátrico porque no hay medios para ello», insisten. Tampoco se les hicieron tests a los empleados para comprobar los que estaban infectados, aunque fueran asintomáticos. Comenzaron a realizarse la semana pasada y algunos han dado positivo.

Los familiares también suscriben todo lo que cuentan los trabajadores. Ante el avance de la enfermedad y el elevado número de fallecidos han denunciado la gestión realizada en esta crisis ante la Fiscalía Provincial de Cáceres, que ha abierto diligencias penales. La misma denuncia la han hecho extensiva al Defensor del Pueblo. Los escritos se están presentando de manera individual. En una de esas denuncias, a la que ha tenido acceso este diario, el denunciante, cuya madre falleció a causa del coronavirus en esta residencia el pasado 16 de abril, afirma que las principales causas que han provocado la propagación del virus son las protecciones de los trabajadores y el aislamiento de los residentes, «que han brillado por su ausencia».

Piden responsabilidades

«El contagio, consecuencia de todo ello, ha sido masivo de trabajadores a residentes y entre los propios residentes, por no aportar la Junta los medios de protección necesarios y el aislamiento adecuado», añade el documento. El denunciante pide, a través de la Fiscalía y el Defensor del Pueblo, que el SES y el Sepad aclaren la fecha exacta en la que se decidió aislar a todos los residentes (con y sin covid-19). «Si hubiera sido real y vigilado ese aislamiento se habrían evitado la mayoría de las muertes y las 62 familias no estarían ahora rotas de dolor (la denuncia se presentó cuando ese era el número de fallecidos, ahora ha aumentado)», concluye. Ayer fueron dados de alta dos residentes infectados, pero aún hay 56 contagiados.