Donde antes había un bloque de hielo, un pasillo; donde hace dos días había lodo y suciedad, un espacio transitable; donde el vendaval había dejado los nichos al descubierto, cemento para tapiar las lápidas... El cementerio de Cáceres también comenzó ayer a recobrar la normalidad que poco a poco, a marchas forzadas, se instala en las calles de Cáceres desde la tromba histórica del pasado jueves.

Un equipo de trabajadores de Conyser provistos de palas y una máquina de pequeño tamaño trabajaron desde primera hora de la mañana para retirar los más de 20.000 kilos de hielo acumulados en el camposanto, fundamentalmente en dos de las calles de los patios 7 y 9, situados en la zona más baja del cementerio, al fondo, en el lateral derecho. Dos lenguas de hasta un metro de altura y varios de longitud ocupaban aún el sábado por la tarde algunos espacios, impidiendo el paso. Ayer al mediodía, la máquina había restablecido el tránsito en la calle del pabellón 7, mientras los empleados de limpieza se afanaban para retirar con palas el granizo acumulado en la calle del patio 9, más estrecha y angosta, y por tanto de difícil acceso para la máquina. Por la tarde, las dos calles estaban despejadas.

"Ayer --por el sábado-- no pude acceder a limpiar el nicho de mi padre, el de mi hijo había perdido la jardinera y la calle en el que está el de una amiga estaba cortada por el hielo, pero se había roto la lápida y se veía el interior. Fue una imagen tremenda y me fui presa de los nervios. Es que ha sido una catástrofe", recordaba ayer Isabel Gutiérrez mientras se afanaba en las tareas de limpieza de los nichos de sus seres queridos. "Hoy --por ayer-- ya es otra cosa", decía.

Como ella, muchas familias se sumaron ayer a las tareas de limpieza que desde las ocho de la mañana desarrollaron los operarios de Conyser. "Parecía la víspera del Día de Todos los Santos", recordaba otra mujer a la salida del camposanto. Y es que, provistos de cubo, cepillo y trapos, y portando ramos de flores, muchas personas fueron a lo largo de la jornada a limpiar los nichos.

"Demasiado poco ha pasado con lo que ha habido", contaba Luisa Nevado, mientras limpiaba en una de las fuentes las flores de plástico de su marido.

Además de la retirada del hielo acumulado. La limpieza del cementerio se destinó ayer a reparar las lápidas rotas, retirar la hierba acumulada con una aspiradora y baldear las calles.

La tarea se completará a lo largo de la semana. Un equipo de Conyser iniciara hoy la limpieza del acceso al tanatorio, donde hay barro acumulado, según explicó el concejal de Infraestructuras, Miguel López, que ayer visitó la zona afectada en el cementerio. También se llevará a cabo una limpieza general de las calles y patios del camposanto a lo largo de la semana, así como de las oficinas del ayuntamiento allí, afectadas igualmente por la tromba de agua y granizo.

DOS CASAS PRECINTADAS Mientras, el hielo sigue resistiéndose a abandonar algunos puntos de la ciudad y ayer aún se podía ver junto al número 21 de la calle Bailén, en San Blas. Además, dos viviendas de la calle San Justo fueron precintadas en la tarde del sábado por la policía local por el riesgo de derrumbe debido a la tormenta.

La tarea de recogida de residuos continúa, y ayer se desarrolló en la calle Aguilas, en Mejostilla, que era un lodazal. Hoy comenzarán a retirarse las ramas afectadas por el temporal que hay aún sobre las aceras.