Desde el mes de enero. Quiere decirse que va a hacer para seis meses que los vecinos de la calle Colón llevan reclamando una actuación integral en la céntrica vía cacereña. Amelia López es la propietaria de una mercería del barrio. Se ha ido unos días de vacaciones y al volver ha tenido que sacar la escoba. «Es que está como si no hubiera pasado el barrendero hace una semana, esto está super guarro, manchas por todos lados; por aquí no pasa la máquina limpiadora nunca, que sé que por la zona centro, por San Juan, todo eso, pasa mínimo una vez a la semana; por aquí nunca, nunca, nunca. Hay manchas de polo, helado, sandía. Las pintadas son garrafales. La barriada está dejada de la mano de Dios», asegura la empresaria de esta céntrica zona.

Otra vecina afectada relata: «La calle Colón de siempre ha sido muy buena. Ahora los árboles están sin podar, siempre se han podado. Está todo muy catastrófico. Desde Colón hasta Camino Llano esto era un bulevar todo lleno de arbolitos. Ahora está horroroso. Es que no me sale otra palabra», recalca a la altura de uno de los contenedores situado junto a la tienda de deportes, donde el incivismo es a diario palpable. «La gente tira puertas, mesillas de noche. El otro día vimos un colchón. Terrible», lamenta.

¿Y si se peatonalizara? A la pregunta, un camarero del barrio contesta: «Estaría bien, pero sé que es una arteria que va al hospital y no sé si es viable, aunque creo que el ayuntamiento se podría plantear alguna iniciativa de este tipo porque el tráfico es insoportable. En Gómez Becerra hicieron experimentos peatonales los fines de semana y están funcionando. Eso podría atraer aquí a más negocios».

Otra vecina añade: «Es que sobre todo esta calle se ha dejado mucho porque Hernández Pacheco estaba muy dejada, pero le han hecho un buen lavado de cara. Aquí está todo lleno de cacas de perros, de orines que nadie limpia, hay tiendas abiertas, otras muchas cerradas; no estaría mal que a los propietarios de esos locales se les obligara a bajar los precios porque piden bestialidades», resume.

Las quejas de los vecinos de la plaza y de la calle de Colón no cesan. Sufren la pegada indiscriminada de carteles publicitarios que llenan fachadas, papeleras pintadas con grafitis, excrementos de perros en las aceras, alcorques en mal estado, firme levantado, baches, pasos de peatones en mal estado. «No hay derecho», asegura un joven que hace poco que se ha trasladado al barrio a vivir en un piso de alquiler. «¿Por qué nadie evita que esto pase en Colón?», siente que la incógnita no tiene, de momento, respuesta convincente.