Carmen Tejado lleva años prejubilada. Ahora preside la Asociación Deportiva Puente de San Francisco, lo que le hace estar muy ligada a la vida social de la ciudad. Para ella el novenario de la Virgen le da vida y asegura que a día de hoy, hablar de su patrona le sigue poniendo el vello de punta.

--¿Qué recuerdos guarda de su infancia junto a la patrona?

--De pequeña subía casi todos los días con mi madre a verla. Después cuando estudiaba Bachillerato subía con mis amigas hasta el santuario. Ellas siempre iban descalzas pero yo me negaba. Hasta que un día me metieron garbanzos en las zapatillas para que me las quitara. Desde entonces siempre subí descalza. Mi madre me inculcó la devoción a la Virgen de la Montaña porque ella creía en ella. Recuerdo que cuando mi hermano mandaba cartas desde la mili mi madre se las subía a la Virgen para leérselas y yo siempre la acompañaba. Aún me emociono cuando lo recuerdo.

--¿Qué cree que mantiene viva esta tradición?

--Es algo que ha pasado de padres a hijos. La Virgen es muy cacereña y nosotros le guardamos mucha devoción, igual que al Nazareno.

--¿Va a ver a la patrona cuando está en Santa María?

--Sí, voy todos los días. Además, durante la procesión de bajada suelo ir con una amiga a recibirla en Fuente Concejo, es el momento más emocionante de la procesión y me encanta verla.

--¿Cuándo va a ver a la Virgen, cumple algún ritual?

--Siempre que la veo le doy las gracias por todo lo que hace. He padecido un cáncer y llegué a superarlo. Gracias a ella se pasa mucho mejor porque hay fe y te ayuda.

--¿Le hace promesas?

--Tengo la costumbre de ser muy pidona. Le pido por los que lo necesitan, por la paz en el mundo. Y sobre todo por los que están solos y necesitan ayuda. Ahora, con la crisis, le pido trabajo para los míos.