TPtuesto que de aquella abrasadora pasión ya no queda ni siquiera un pequeño rescoldo y tu amor se ha perdido, este año no te gastaste ni un euro en el regalo por san Valentín. Esto fue muy mala noticia para el joyero que pensó: "Como el cabrito del Andrés no compra nada este año tendré que bajar los precios y dejar de comprar aceite virgen y pasarme al normal".

Cuando el tendero del super de su barrio comprobó que no vendía tanto aceite virgen decidió ofrecer lotes de productos muy rebajados y ahorrar, de manera que en lugar de comprar merluza se decidió por las sardinas. Esto puso en un aprieto al pescadero que no tuvo más remedio que continuar con la reducción de gastos y dejó de comprar jamón ibérico y lo sustituyó por patatera.

Como era de esperar, el bolsillo del vendedor de jamón ibérico se resintió y no tuvo más solución que sustituir el viaje a Cancún por un paseíto por Calzadilla. Imagínense lo que repercutió esta decisión en mi amigo Pablo y su agencia de viajes. Tanto es así que, a pesar de las promociones, Pablo se vió obligado a no disfrazarse en carnavales. ¿ Y qué pasó con el vendedor de disfraces?. Pues que como las narices de payaso y las pelucas las puso en oferta le resultó imposible pagar los mil euros de la hipoteca del apartamento de la playa. Y si no va a la playa a ver de qué van a comer los del chiringuito y los gasolineros del camino y los de los helados por mucho que rebajen precios. Todas estas escenas las contemplaba Botín, (qué apellido tan apropiado) con mucho agrado pues, aunque parezca imposible, de cada una de estas decisiones algo queda en su banco. Piénsatelo bien muchacho. Reanuda tu relación o comienza otra porque por tu culpa el país va camino de la deflación.