Cuando los tiempos han sido difíciles y la administración pública no ha tenido recursos para poder solucionar las necesidades básica de la población, se ha recurrido a diferentes recetas para que los más menesterosos no se conviertan en un problema social que pueda alterar el orden establecido. En esa situación se encontraba la ciudad de Cáceres en 1892 cuando creó la llamada Tienda-Asilo con un capital de 15.000 pesetas aportadas por el Ayuntamiento a raíz de una herencia dejada por el Marqués de Monroy para que fuese repartida entre los pobres de la ciudad. La Tienda-Asilo, era un comedor social donde por poco dinero se podían alimentar las familias más necesitadas. La creación de esta institución caritativa no estuvo exenta de trifulcas y denuncias debido al uso que se le estaba dando a un dinero que se consideraba del pueblo humilde y no de los especuladores que querían hacer fortuna con el hambre ajena. Aunque a la larga este comedor se conservó en el tiempo debido al 1% que pagaban los industriales que tenían una contribución industrial superior a 100 pesetas.

En el reglamento de la Tienda -Asilo de Cáceres , publicado en mayo de 1892, se establecen las normas que habían de regir esta institución, de las cuales debemos destacar diferentes artículos. En primer lugar se establece que la Tienda-Asilo es un establecimiento de beneficencia creado y patrocinado por el Ayuntamiento cacereño y que sus recursos serán los que aporte el propio Ayuntamiento, el producto de las raciones que se vendan al público, así como la caridad y la filantropía. En otros artículos se específica el precio de las raciones, en este caso 10 céntimos la ración y 5 céntimos la ración de vino. Solo se servirá comida gratis a los enfermos pobres y previa prescripción facultativa. Las raciones se podían consumir dentro del establecimiento o llevárselas cada uno a su casa. También quedaba prohibido dar dos raciones de vino a una misma persona . Para el almuerzo se serviría chocolate o café con pan, sumándose las migas en invierno. La comida de mediodía era a base de sopas de pan, de arroz o de pasta, garbanzos con patatas, tajada de carne y tocino o morcilla, pan y vino. Por la noche la cena consistía en guisado de carne, callos de vaca, asaduras, patatas y arroz, judías, pan y vino. Estos eran los menús que se cocinaban a diario para atender las necesidades básicas de cientos de ciudadanos que no tenían otro medio de alimentar su familia.

La Tienda-Asilo funcionó durante años de forma intermitente por la falta de fondos en unas ocasiones o por la mala fama que fue cogiendo entre la población, debido a que una cosa era lo que decía su reglamento y otra era la realidad. con constantes críticas a la calidad de los alimentos dispensados. Estos años de finales de centuria fueron de cierta tensión social en Cáceres, debido a las constantes agitaciones que se producen, como los disturbios de mayo 1898 cuando las mujeres pobres de la ciudad se manifiestan debido al excesivo aumento del precio del pan, un conflicto que terminó con asaltos a comercios y alguna puñalada. Debido a ello son detenidas las cabecillas de la revuelta, entre ellas Catalina la Moco, Ascensión la Pelona, Isabel la Gobernadora, Concepción la Pelotina y algunas más que dieron con sus huesos en la cárcel por haber alterado el orden público, en una ciudad que no estaba acostumbrada a este tipo de altercados. Revueltas que no pudieron calmarse con instituciones caritativas como la Tienda-Asilo.