Imagínate la cara que se te queda si vas por la calle y te dicen: "Me he enterado de que te tiran la casa". Pues eso les sucedió a mis amigos Nines y Bernardo. Al parecer un genio de los planes de urbanismo echó una mirada a un plano y descubrió que por allí había un solar, un antiguo edificio de Telefónica, otro del centro farmacéutico y varias unifamiliares. Cogió el lápiz y se puso a reordenar el lugar. Una calle por aquí, una placita por allá, pisitos por acullá... Pero qué bonito me ha quedado. Solo que se le pasó por alto un detalle. Sin importancia, eso sí. No tuvo en cuenta a las personas que vivían en tales casas.

No se le ocurrió pensar que allí podrían vivir desde hacía mucho tiempo Nines, Bernardo, la madre de Nines y otras gentes de bien que no sentían necesidad alguna de abandonar sus casas. Y, desde luego, lo que no se le pasó por la cabeza al del lápiz fue que debía hablar con los dueños, explicarles su plan y discutirlo con ellos. Que peligro tiene el del lápiz. ¿No te ha dicho Saponi que esto no se le debe hacer a un CATOVI (cacereño de toda la vida)?

No queda ahí la cosa. Al parecer una inmobiliaria tenía listas de demandantes de las futuras viviendas. Esto mosquea un poco porque el plan de urbanismo no se ha aprobado aún y se podría modificar la reordenación del lugar, pero parece que algunos ya lo dan por hecho. ¿Quién se lo habrá dicho? Otro mosqueo les entró al preguntarse si alguien había tenido información privilegiada pues los planos, por muy listo que sea el arquitecto, no se hacen de un día para otro y las primeras informaciones sobre el plan comenzaron a circular, por el top manta, en verano. Más alegaciones. Y van... Será la primera vez que un plan de urbanismo se haga a base de alegaciones.