Alo largo de la historia del fútbol se han realizado grandes y hermosos goles, muchos polémicos, otros que han hecho historia. Recordaremos aquí algunos como el de Maradona en cuartos de final contra Inglaterra de la Copa del Mundo en 1986, el de

Zidane, que en 2002 enfrentó al Real Madrid con el Bayern Leverkusen, el de Pelé en 1958 de una Final de la Copa del Mundo entre Brasil-Suecia, el de Andrés Iniesta, que mandó al Barcelona a la final de la Champions en 2009, o el de Godín, que dio la Liga al Atleti frente al Barça en 2014.

Eduardo Galeano en ‘El fútbol y la sombra’ decía que «el gol, aunque sea un golcito, resulta siempre gooooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio, un do de pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud delira y el estadio se olvida de que es de cemento y se desprende de la tierra y se va al aire».

Suenen donde suenen, los goles siempre suenan a gloria, como las campanas de las iglesias cuando redoblan en la misa de doce. Lo hacen cada día en los Campos de Pinilla, que se llaman realmente Campos Federativos Manuel Sánchez Delgado, en homenaje a Manolo, cacereño que pasó por el Atlético de Madrid, el Sabadell, el Murcia, y se retiró en el Mérida. De esos campos, en los que juega el Diocesano o el Femenino Cáceres, han salido grandes figuras como Burgui, que milita en el Alavés, o Teto, apodado el Messi de El Batán, y que es la sensación verde esta temporada.

El chiringuito de los campos de Pinilla lo gestionan desde hace dos años Quique Domínguez y su mujer, Carmen Conejero. Quique llevó el pub La Calle en la plaza de Albatros y es hermano de Chinto, el que tenía el Bar Chinto en Aguas Vivas, famoso por sus huevos con patatas, que no se ha vuelto a hacer en Cáceres una receta de esa categoría. El chiringuito de Quique abre de tres de la tarde a once de la noche los días de diario y de nueve a once de la mañana los fines de semana, dependiendo de los partidos. Ahora luce tres toldos de El Periódico Extremadura, telas verdes tan bonitas como los goles que resuenan en su terreno de juego. A veces no reparamos en la importancia de los toldos, pero forman parte del paisaje y son una alegría cuando invitan con su mensaje a leer la prensa. En el local no falta la Coca Cola, el agua, la cerveza. Hay pacenta, lomo, aunque lo que enamora al público es el pollo, que lo preparan de maravilla.

Y es que Cáceres es uno de los lugares de España con los mejores bares. Basta con pasear por la calle Amberes y entrar en el Chefpan, que regenta desde hace dos años Ángel Izquierdo. Su especialidad es la panadería y la bollería, pero también se puede tapear porque hay una riquísima Estrella Galicia y te sirven gran variedad de pinchos. De ellos destacan una hamburguesa de masa croissant que traen de Francia y que se rellena con lo que el cliente prefiera. O las llamadas hamburguesas de pan de cristal y carne, toda una delicia para el paladar. El local llega a dar trabajo hasta a once personas.

La hostelería es, indudablemente, un sector en auge. Entre sus clásicos está el Mesón La Dehesa, en Aldea Moret, que abrió hace 40 años pero que llevaba unos meses cerrado. Ahora lo han cogido José Pablo Parra y Albino Pajares. Le han dado un aire nuevo y la semana pasada celebraron una fiesta de inauguración amenizada por el humorista Cabuvy. El bar está hasta arriba, sirven menús diarios, carnes a la plancha, desayunos, organizan comuniones y todo tipo de eventos. Están ilusionados.

San Ildefonso

La misma ilusión desprenden Daniel Dorado y Carmen Rico, que han abierto en la calle San Ildefondo Newen Restobar. En mapuche newen significa fuerza o energía. Y va como anillo al dedo a lo que fue la ermita de San Ildefonso, datada en el siglo XVI. Lo que fue también una guardería, un taller de chapa y pintura y una galería de arte es ahora un templo a la comida criolla, con bóveda de cuatro arcos, uno transformado en un collage hecho a base de ventanas de madera. Una decoración vintage centrada en la economía verde y una luminosidad especial hacen de este nuevo lugar una oferta culinaria magnífica. Daniel es de Chile, su mujer, Carmen, es cacereña, pero ha vivido durante siete años en Sudamérica. Ahora traen a los clientes el aire andino, con servicios de comida a mediodía y por la noche. Toda una delicia.

Y de Newen, al Hotel Velada de Mérida, donde antes de iniciar la luna de miel en Cuba, Miguel y Arantxa celebraron su boda. Se casaron en la concatedral de Santa María de la capital emeritense y a la entrada y la salida de la ceremonia cantó la Tuna de Magisterio de Cáceres. Miguel, conocido en la tuna como Tonety, toca la bandurria. Estudió Derecho en la ciudad y trabaja en Badajoz. Un motivo más de encuentro de este colectivo fundado en el curso 1961/1962, bajo la dirección del maestro Manuel Pablos y que puede presumir de ser la tuna más antigua de Extremadura y la única cacereña en activo. Atesora multitud de premios, ha paseado su palmito por decenas de países como Polonia, Italia, Luxemburgo y ahora, por cierto, está en plena organización del XXXIV Certamen Nacional de Tunas de Magisterio que se celebrará el 8 y 9 de noviembre próximos, en Cáceres, por supuesto.