Cuando la ciudad se encuentra en tiempos de teatro es momento para recordar lo ocurrido aquel lejano domingo 23 de septiembre de 1928 , hace 92 años, cuando sucedía en España una de las tragedias más destacadas de cuantas se han representado sobre un escenario. Ese día en la función de noche, salía ardiendo debido a un cortocircuito, el veterano teatro Novedades que desde 1857 se encontraba ubicado en Madrid, en la calle Toledo. La dimensión del incendio que se originó en el escenario, produjo una estampida del público asistente; el teatro tenía aforo para 1.900 espectadores, se saldó con el fallecimiento de 80 personas y más de 200 heridos. El fuego fue tan colosal, que los restos del teatro fueron derruidos debido al estado en el que quedó el inmueble. Una tragedia real.

La noticia del incendio del teatro Novedades se convirtió en un drama de dimensión nacional que conmocionó a todo el país, siendo muchas las muestras de solidaridad que se llevaron a cabo para ayudar a los damnificados por esta adversidad. Aunque en Cáceres casi no hubo tiempo para digerir esta luctuosa noticia, pues el martes 25 de septiembre, dos días después del incendio del Novedades, caía sobre la ciudad una tromba de agua que también acarrearía su particular tragedia para aquellos que la sufrieron.

En la madrugada del 25 de septiembre caía sobre Cáceres una de las mayores tormentas que se habían conocido hasta el momento. Se inundaron los portales de la plaza Mayor, la calle del Rio Verde, la calle Margallo y parte de Sancti Espiritú, la Ronda del Carmen, la calle Barrionuevo, donde tuvo que ser rescatado el maestro zapatero Francisco Robles, que perdió casi todos sus enseres y muebles, o el barrio de las Tenerías donde se desalojaron varias viviendas debido a haber quedado inundadas, llegando el nivel del agua a los 2 metros. Aunque la peor parte se la llevaría una familia de gitanos, acampados cerca del puente de San Francisco, debido al desplome de la pared sobre la que habían montado su campamento para resguardarse del temporal.

Juan Montaño, de 38 años, era un gitano que eventualmente vivía en Cáceres, donde era conocido por el apodo de Juanillon. Estaba casado con Fidela Silva de 35 años y tenían 5 hijos. La noche de la tromba de agua terminó por derribar la pared que les protegía, cayendo sobre la familia al completo y matando en al acto a la madre y a dos de sus hijos, Ramón de 10 años y José de pocos meses. Tanto la madre como su hijo mayor fueron encontrados bajo el muro , mientras que el hijo pequeño fue arrastrado por la corriente y no fue encontrado su cadáver. A pesar de la intervención de bomberos, vecinos y policía local, nada se pudo hacer para salvar la vida de esta familia nómada que sufrió, de manera fatídica, las causas de un inesperado temporal.

El diario local Nuevo Día, en su crónica sobre los sucesos derivados de la tromba de agua caída sobre Cáceres, en su edición del día 26 de septiembre de 1928, publicaba el siguiente texto que nos ilustra sobre la delicada situación en la que se hallaban familias, cuyo único techo eran las estrellas del firmamento. “La vida cruel y miserable de una familia, tiene el triste fin de la pobreza errante, muriendo en la soledad de la noche horrible, en la que el cielo parecía iba a descargar sobre nosotros todo el agua de los mares”.