Ver un centro budista en la finca Arropé no será de hoy para mañana, requerirá «un largo y complicado proceso administrativo» que no comenzará hasta 2021, dijo ayer el concejal de Urbanismo y Patrimonio, José Ramón Bello, portavoz municipal del proyecto estrella del gobierno de Sayala.

La noticia de que este terreno municipal se cederá a la Fundación Lumbini Garden para levantar un templo cifrado en 40 millones de euros no significa que esté todo hecho. Esta institución, con sede en Madrid y que preside el empresario español José Manuel Vilanova, había puesto su ojo en Cáceres después de que ciudades como Madrid o Málaga lo rechazaran. Las primeras conversaciones se iniciaron en diciembre, cuando la también empresaria cacereña Pilar Acosta se fijó en la iniciativa y pensó que sería positiva para la capital. Los hilos se movieron, hubo conversaciones con el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y con el alcalde, Luis Salaya.

En enero, una delegación presidida por el propio Salaya y la consejera de Cultura, viajó a Nepal y de allí salió un acuerdo para buscar una parcela municipal que se cedería gratuitamente a la fundación. Sus representantes han visitado Cáceres en varias ocasiones, han visto hasta tres terrenos. Finalmente se han decantado por el del Cerro Arropé.

Pero hasta que los monjes puedan levantar este mastodonte pasarán meses. Ahora hay que iniciar la redacción del proyecto y la figura jurídica para hacerlo posible, así como el proceso de cesión. «El inicio del mismo se irá a 2021», insistió Bello. «En nuestro calendario está que la entrega del terreno y la figura urbanística comience entonces», remarcó. «Es un procedimiento que requiere muchos informes», sentenció.

De momento, el primer gran paso para que el Complejo Gran Buda vea la luz, es el hermanamiento que el pleno extraordinario del Ayuntamiento de Cáceres aprobó con la unanimidad de todos los grupos políticos este lunes. Se trata de un documento que recoge acciones no solo culturales sino fundamentalmente económicas y turísticas con Nepal y con los países asiáticos de su entorno.

¿Pero qué es lo que la Fundación Lumbini Garden quiere hacer en Cáceres? Pues aprovechar las 101 hectáreas de Arropé para levantar un edificio que dispondrá de una estructura de templo budista, una estupa de paz central, jardines, un monasterio con 20 habitaciones para monjes budistas, comedor y tienda de artesanía. Contará con la presencia física de los países asiáticos más importantes. Acogerá una gran universidad, un centro de mindfulness (adaptación exitosa al modo occidental de la meditación budista), una gran pagoda birmana con un monasterio budista o un centro de interpretación con reliquias originales de las ciudades santas en las que transcurrió la vida del Buda Sakiamuni.

La estatua

Una de las aportaciones más llamativas de este macrocentro del budismo será la instalación de una estatua de Buda de 40 metros de altura (cuentan que es la más grande del mundo; irá encima del museo del templo, con lo cual la altura final hasta el suelo será de 60 metros). De momento, para ir haciendo boca, la Fundación ha donado a Cáceres una réplica de ese busto. Se trata del Buda Mahar Karuna, esculpida en jade blanco birmano de dos metros de altura y dos toneladas de peso, que está valorada en casi medio millón de euros y es un símbolo de la relación entre ambas ciudades.

La estatua fue embarcada a finales de julio desde el puerto Thilawa, en el sur de Myanmar (antigua Birmania), y llegará al puerto de Valencia el 29 de agosto, según informó ayer José Ramón Bello. La estatua fue bendecida en su despedida por el gran Monje Birmano Bhamo Sayad, líder espiritual de la Sanga Birmana, en la pagoda mundial Kaba Aye dentro de la ceremonia religiosa y civil que le han brindado a la pieza sagrada antes de su partida hacia occidente. Asimismo, autoridades como el ministro de Religión birmano, Thura Aung Ko; el embajador de Nepal en Myanmar, Bhim Udas; y Madame Lwin, presidenta de la homónima fundación y una de las principales benefactoras del proyecto, acompañaron en su despedida a España al buda Karuna.

A este asunto se refirió Bello, que matizó que la efigie se quedará en Valencia y no llegará a Cáceres previsiblemente hasta mediados de septiembre, hasta que se aclaren extremos importantes como los que deberá resolver la Secretaría General del ayuntamiento y que están relacionados con la tasación de la figura y el seguro de la misma, para que pase a ser propiedad del consistorio.

Bello indicó que la idea es celebrar una recepción en la ciudad, a la que tiene previsto asistir el alcalde de Lumbini, Manmohan Chaudhar, aunque las circunstancias del coronavirus parecen hacer complicada que esa intención termine fructificando.

Peregrinación

El objetivo de la construcción del templo budista es convertir a Cáceres en uno de los centros de peregrinaje del budismo más importantes del mundo con la llegada de millones de visitantes que aumentarán los ingresos del sector turístico y empresarial de la ciudad.

Y todo ello en la finca Arropé, situada pasado el puerto de las Camellas, en la N-630. Es un terreno de titularidad municipal, aunque su gestión está consorciada con la Junta de Extremadura. Arropé supone la mancha de monte público más grande del ayuntamiento cacereño. Hasta hace unos años, abundaban los eucaliptos, pero la Junta ha cambiado esta especie alóctona por otras autóctonas y ha hecho una reforestación con encinas y alcornoques. El cerro, de inmejorables vistas, está muy cerca del Cefot y a medio camino entre Cáceres y Valdesalor.