El pasado domingo leí en este periódico la entrevista al director de Renfe y eran tales las barbaridades que decía que sospeché que era una suplantación pues no deseaba entrar en depresión al pensar que tal individuo tuviera en sus manos el destino de los ferrocarriles españoles. Bueno, pues resultó que era de verdad el jefe de RENFE de manera que aún estoy deprimido. Entre otras perlas afirmaba que el tren de Extremadura era una prioridad para el ministerio. La verdad es que se nota mucho que somos prioritarios. No hay más que intentar hacer un viaje a Madrid por ejemplo y disfrutar de la falta de calefacción , de los baños atascados, de los malos olores y, con mucha suerte, lograr llegar al destino.

Pues menos mal porque si siendo una prioridad tenemos lo que tenemos y llevamos tantos años pidiendo otra cosa qué sería si no fuera prioritario. Pero lo mejor es cuando dice que ya tenemos un tren digno y no solo porque es mentira sino por lo que añade: « le falta ser rápido, puntual y cómodo». ¡Madre mía! Cómo serán los trenes indignos para este imbécil. Quizás deban los viajeros llevar su propio asiento, empujarlos las cuestas arriba y pedir a un familiar que no le espere en Atocha sino en Torrijos. Y en cuanto a los olores, limpieza, fallos de la calefacción... está muy claro, « nosotros no tenemos esa percepción». Naturalmente que no la tienen pues para percibirlos es necesario viajar en el tren y él ha venido en su coche, los ministros vienen en helicóptero y Rajoy en avión.

Total que le pone un siete de nota. Pues a él yo, que estoy más habituado a calificar objetivamente, le pongo un cero patatero en dignidad. Este baranda lleva varios años ocupándose de infraestructuras en la comunidad de Madrid y en el ministerio, pero sobre todo es un jeta, un mentiroso que nos toma por idiotas. ! Dios mío, en qué manos estamos! A esta clase de personajes deberíamos hacerles un recibimiento adecuado a su comportamiento y no agasajarles como es costumbre.