TTtulio Salguero y Diego Silveti, cada uno a su manera y con buenos fundamentos ambos, brillaron ayer en la Era de los Mártires en la que fue una entretenida novillada, un punto desigual de cuajo, con novillos terciados algunos y otros más serios, pero que en conjunto y, salvo el brutote tercero, dejaron estar y se movieron bien.

Salguero tiene un buen concepto del toreo. Se coloca bien cuando cita con la muleta adelantada; además lleva a los novillos largo, a veces un puntito acelerado pero casi siempre con templanza; y sobre todo, deja la muleta puesta en la cara para ligar.

El primero de Tulio fue muy noble pero le faltó fuerza, aunque tuvo un buen pitón derecho y también se desplazó por el izquierdo. La faena estuvo bien construida. Tiraba del novillo y las series, de trazo largo, resultaron ligadas. El cuarto fue el más chico del encierro y con el capote brilló Salguero en el quite por gaoneras. Con la muleta esbozó el torero que quiere ser cuando llevaba al novillo muy largo por abajo. Tuvo la virtud añadida de conectar con los tendidos porque tiene alma y garra cuando torea. Y con la espada, salvo un pinchazo a su segundo, fue un cañón.

Diego Silveti tiene empaque y torería. Y como dice el maestro que le acompaña, que no es otro que el inolvidable Manolo Cortés, hace honor a eso de que no solo hay que ser torero, sino además parecerlo. Se ajusta, tanto con el capote, que maneja con gusto, como con la muleta, pero además va y viene con torería y compone muy bien con los novillos.

A su primero, algo blando, lo alivió en el comienzo de faena y después lo llevó largo por ambos pitones, con bellos y sorpresivos remates. El quinto fue un bonito burraco, al que cuajó en un trasteo a más porque los naturales resultaron hondos y rotundos.

Y Pablo Santana está muy verde. Debutaba con caballos y hay que disculparle, pero su forma de torear es tosca y fea. Tuvo un novillo asperote, el tercero, pero el mansito sexto tuvo posibilidades.