«Si tienes una buena cuerda para escalar mejor pero no puedes esperar a que tiren de ti». Esa es la filosofía que practica en su vida Francisca Eugenia ‘Paki’ Campos Narciso (Cáceres, 1971) y que pretende implantar en la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres (Aeca) tras su nombramiento como nueva presidenta esta semana. Es la primera mujer al frente del colectivo con mayor representación del comercio en la capital cacereña y en la nueva junta directiva ha querido integrar su empuje, la voz de la experiencia y la del futuro. En el 97 puso en marcha su primer negocio, Kreativa, una agencia publicitaria. Ahora cuenta con otros dos más, una empresa de ocio y unos apartamentos turísticos. Pertenece a la fundación Mujeres y fue socia fundadora del círculo empresarial cacereño.

--¿Cómo afronta el cargo?

Con muchas ganas, soy optimista. Reconozco que es muy mal momento pero no hay que dar un paso atrás, tenemos que seguir adelante, aunque sea preparar el terreno. Yo era vocal en la junta directiva y cuando parecía que salíamos de la crisis de 2008, llega el coronavirus. Soy amante de los retos y acepté porque creo en Cáceres y creo que las empresas y comercios tienen un valor y una vida que no se le está reconociendo. También creo que los propios empresarios y comerciantes nos tenemos que poner en valor y tenemos que pelear, estar unidos, estar en el mismo barco para que llegue a buen puerto.

--¿Qué reivindicaciones urgentes tiene el sector?

El comercio ahora se está intentando recomponer. Para la campaña navideña, está el tema del hilo musical, muchas calles tienen ciertos problemas para instalarlo por quejas. Uno de las principales retos es la organización para que no coincidan actuaciones, hemos intentado que en la junta directiva estén representadas todas las microasociaciones comerciales para atender todas las peticiones, está claro que todo el comercio tiene que hacer un frente común y para eso tenemos que escuchar el sentir de cada zona.

--¿Cómo están viviendo esta campaña navideña?

Es un año convulso, duro, hay gente que habrá mirado hacia dentro y habrá apostado por el comercio local, pero hay mucha gente a la que le da miedo salir a la calle. Y luego está internet. Ya ha quedado claro que no puedes estar fuera de internet pero si dar la garantía del comercio de cercanía, deberíamos intentar que funcione una central de compras o con el modelo de reparto directo y seguir transmitiendo la sensación de cercanía.

--¿Es internet es el enemigo?

No lo es, es una herramienta más, lo que tenemos que hacer es adaptarnos, hay que evolucionar y si no mueres. Tenemos que adaptarnos remarcando lo que no puede ofrecer la red, que es por ejemplo, la atención más personalizada.

--¿En qué estado se encuentra el comercio cacereño ahora?

-Tenemos una serie de problemas y barreras, entre ellas el coste del alquiler de los locales. También tenemos que poner de nuestra parte, ponernos en valor, tenemos que ser diferentes para que todo el mundo sepa que en Cáceres puedes encontrar muchas cosas. Quizá ahí hay falta de información y de visibilidad.

--¿Falta autocrítica?

Es difícil reconocer que estás haciendo las cosas mal. Necesitamos parar y mirarnos hacia dentro, animar a la gente a que se asocie y a que nos digan las cosas que funcionan mal. Que los propios profesionales se comprometan a mirar hacia adentro, a hacer un ejercicio de introspección. Algo estaremos haciendo mal si las cosas no funcionan.

--¿Pasa esto por cambiar el concepto que tiene el cliente del comercio local?

Para cambiar la mentalidad del cliente tenemos que cambiar la forma de actuar del comerciante. Hay que pensar por qué el cliente tiende a pensar que no va a encontrar nada aquí y que se tiene que ir Badajoz si aquí hay cosas.

--Menciona también la problemática de los locales vacíos.

Nosotros no podemos exigir que personas privadas bajen los precios pero si pedir que se adecenten, no podemos tener una calle con locales vacíos llenos de pintadas, si al menos están limpios no da la misma sensación de dejadez. No puedes tener un local y alquilarlo por 8.000 euros al mes porque eso no lo aguanta ni una franquicia, solo para pagar gastos necesitas 15.000 euros, antes a lo mejor se pudo pagar pero ahora no. Si eso ya se contempló y no se puede hacer al menos que la estética sea buena. Hay mucha gente con ganas de montar negocios y otro hándicap que encuentran son las licencias de apertura, se han agilizado un poco pero no lo suficiente, tú no puedes quitarle las ganas a alguien de montar su negocio poniéndole trabas.

--Y ahora se suma el coronavirus, ¿supondrá el cierre de negocios en la ciudad?

Me encantaría decirte que no pero hay que ser realista. No solo se van a producir si no que se han producido. También hay que decir que se han abierto negocios. Que se han readaptado a las circunstancias. Tras la crisis sanitaria empezamos nosotros con los códigos QR y cuando nos metimos en casa empezamos a fabricar mascarillas, si pedían mascarillas hacemos mascarillas. Te tienes que subir en el carro.

--¿Ha supuesto la crisis entonces también una oportunidad?

Yo soy una defensora nata de comercio de cercanía. La crisis del coronavirus nos ha ayudado a mirar otra vez a nuestros vecinos y a tener ganas de ayudar y a pensar que si lo puedo comprar aquí para qué me voy a ir.

--¿Hay relevo generacional?

Hay nuevas caras al frente de negocios de siempre y nuevos emprendedores. Uno de los grandes problemas es que la media de edad de los socios es de 50 años. Necesitamos la voz de la experiencia, la de los buenos tiempos del comercio en Cáceres pero también he querido rodearme de gente más joven que son los nuevos comerciantes que ya están metidos en el siglo XXI. Tienen muchas ganas, espíritu y fuerza. Hay gente muy buena y está el tema de la fuga de talentos, sale gente muy formada y mucha gente que no se atreve a ser empresarios, eso tiene que cambiar y es algo por lo que tenemos que pelear.