Algo más de 200 personas se unieron ayer para exigir que se frene la reforma de la avenida Virgen de Guadalupe, que conllevará la tala de casi un centenar de árboles. Con la rehabilitación la vía perderá las acacias, símbolo de la avenida desde hace casi un siglo, ya que esta calle se conoce popularmente como ‘Las acacias’, nombre que acuñó precisamente por la cantidad de este tipo de plantas que hay a lo largo de la misma.

Con la obra solo quedarán las palmeras del bulevar central, el resto de arboleda desaparecerá. El objetivo es ampliar la calzada para construir dos carriles en cada sentido, y favorecer así la fluidez del tráfico, y para tener un acerado más amplio ganando espacio para los peatones. También se ejecutarán dos filas de aparcamientos en la zona central.

Cáceres Verde, colectivo ciudadano promotor de la protesta de ayer, presentó tres propuestas como alternativa a este proyecto, en las que se daba cabida a carriles bici y se restaba espacio a los vehículos. No fueron aceptadas. «Esto va a ser una vía rápida y no entendemos que haga falta en este entorno. El progreso es otra cosa muy distinta y se está perdiendo una oportunidad de oro de salvar patrimonio verde en el centro de la ciudad», afirmó ayer el portavoz, Luis Alejandre.

La protesta comenzó en la esquina con la calle San Pedro de Alcántara. Los asistentes rodearon el bulevar central, donde se talarán las acacias, como símbolo de su protección. Mientras gritaban frases de protesta: «Queremos pasear por el bulevar» o «la calle sin verde es mucho lo que pierde». También ‘jugaron’ al ‘corro de las acacias’ mientras coreaban: «al corro de las acacias, salvemos esta desgracia».

Si quitan los árboles «perdemos sombra, vista, salud y bienestar», a juicio de Alejandre. Tras la protesta se leyó un manifiesto, en el que se recordó que esta no es la primera vez que se talan árboles para reformar una calle, ya se hizo con la construcción del párking de Primo de Rivera y con la peatonalización de San Pedro de Alcántara. «Tenemos una ciudad cada día más árida, menos acogedora, sin bancos donde reunirse. Basta mirar a San Pedro de Alcántara, donde solo existen dos incómodos bancos que han costado más que todos los árboles de la calle», decía el manifiesto.

Protestan también por cómo trata los árboles, a su juicio, el equipo de gobierno: «No son fichas que se pueden quitar, poner o cambiar sin más, como si fuesen cromos. No les interesa que la gente pueda reunirse a la sombra de los árboles, no vaya a ser que comiencen a reclamar ciudades vivibles y calles amables». La obra ya está aprobada y adjudicada y se prevé que comience en pocos días.