El trabajo también sirve para estrechar lazos y organizar causas solidarias. Así lo han entendido los trabajadores y familiares de Catelsa, una de las tres grandes industrias de Cáceres, perteneciente al Grupo Hutchinson, dedicada a la fabricación de piezas de caucho para el automóvil.

Con 30 años de historia en Las Capellanías y 250 empleados, Catelsa creó un club social para aprovechar las ventajas del tiempo libre y fomentar la motivación del trabajador tanto dentro como fuera de su actividad laboral. Fruto de ello ha sido la sección más joven, dedicada al fútbol y en la que participan niños de entre 6 y 12 años, en su mayor parte hijos de empleados. Ellos fueron los artífices del granito de arena solidario para intentar paliar las consecuencias del desastre que asoló el sudeste asiático en Navidad.

Con la ayuda de sus entrenadores, también vinculados a la fábrica cacereña, decidieron comprar camisetas y destinar la recaudación a los damnificados del tsunami. Un gesto que Félix Martín, responsable de la Asociación Deportiva Catelsa Cáceres, valora "para que sean conscientes del mundo en el que viven".

En la actualidad, la sección deportiva cuenta con un total de 34 niños repartidos en cuatro equipos federados en categorías alevín, benjamín y prebenjamín. Las premisas de la escuela, explica Catelsa, son claras: "formación, integración, aprendizaje, respeto y educación, que sirven de punto de partida para la enseñanza diaria a los niños".

Fomento de los valores

Los objetivos de la escuela se centran en el fomento de la práctica del deporte para potenciar la disciplina, la educación y la diversión sana, además de reforzar los vínculos entre los miembros de la empresa ya que, afirman, muchos padres provienen de distintas clases sociales. El fin último, favorecer la motivación en el trabajo.

Y es que la labor de integración que lleva a cabo el Club Social de Catelsa no se queda sólo en el deporte. Sus integrantes pueden dedicar los fines de semana también a cicloturismo, senderismo, la participación en las ligas de veteranos de fútbol y la de fútbol-sala del barrio del Espíritu Santo y un club para amantes de los toros.

Los cicloturistas organizan una salida cada domingo por las afueras de Cáceres en bicicleta de montaña, aunque tampoco olvidan localidades cercanas y parajes naturales, además de fomentar la relación con otros clubs de semejantes inquietudes mediante intercambios y rutas distintas.

Los aficionados al senderismo también tienen una cita al mes, como la realizada a Garrovillas para vivir la fiesta del almendro en flor en la que los participantes fueron agasajados con productos típicos de la tierra como buen jamón, vino o quesos. En la misma dirección disfrutan los miembros del club taurino, habituales de las corridas de San Isidro o de las visitas a ganaderías.

El abanico que ofrece el club social se completa con los futboleros que, además de disputar la liga de veteranos, se preparan para viajar a Francia con el fin de dejar alto el pabellón cacereño en el Torneo Hutchinson. Una amplia oferta para ganar terreno al ocio y demostrar que el trabajo también sirve para producir piezas de amistad.