Los vecinos del edificio en el que ocurrió la explosión el pasado lunes comienzan a recuperar la normalidad. A última hora de la tarde de ayer pudieron regresar a sus casas todas las familias, salvo ocho, las que residen en las letras H e I de la tercera, la cuarta y la quinta planta y los de la letra C del cuarto y el quinto. Todas siguen precintadas por seguridad. Tampoco se puede acceder a los rellanos del cuarto y del quinto. Además se han precintado todos los accesos al patio interior que comunica con la vivienda donde ocurrió la explosión de gas.

Lejos de alegría, en el acceso al inmueble, el número 19 de la avenida Virgen de la Montaña, se respiraba preocupación. «Ha sido una pesadilla. Desde la explosión tomo ansiolíticos para dormir», explicaba Fernanda Fernández, una vecina del segundo que ayer pudo regresar a su casa. Vive con su hijo de 22 años, pero de momento no se quedarán a dormir allí, ya que el edificio carece de gas. Sí tienen luz y agua.

Lo mismo harán César Montaño, su mujer y su hija de trece años, que seguirán en el hostal Al Qazeres, donde duermen desde la madrugada del lunes. Viven en el cuarto, la planta en la que ocurrió la explosión. De hecho ellos tuvieron que esperar casi una hora a ser rescatados por los bomberos, ya que el intenso humo les impedía salir de casa.

En el edificio las zonas comunes se encuentran en perfecto estado, ya limpias. La empresa de limpiezas se ha encargado de retirar los restos de la explosión, como cristales rotos o cenizas. Aunque la cuarta planta impresiona. La onda expansiva derribó los falsos techos, las conducciones están completamente quemadas y las bombillas a punto de caer. El olor a quemado es todavía insoportable.

los multicines / También se ha levantado el precinto de las dos salas de cine, que funcionan con normalidad. Esto se hace después de que se haya derribado el muro ubicado en un patio comunitario que amenazaba derrumbe. Tras esta actuación se ha comprobado que las salas no tienen riesgo.

Por otro lado, debido a la previsión de lluvia, se ha tapado con plásticos la vivienda en la que ocurrió la deflagración y de la que han desaparecido las paredes, para evitar filtraciones. «Una vez que se marche la científica podremos inspeccionar las viviendas precintadas. No sabemos si hay daños estructurales», indica el arquitecto que ha contratado la comunidad de propietarios, José Luis Pedrera. De momento, por seguridad, se han apuntalado las viviendas H e I de las plantas tercera y cuarta.

También han recuperado la normalidad los locales, que por fin pudieron reanudar su trabajo. Es el caso de Marcelino Gómez, de Mapfre seguros, ubicado en la entreplanta. Llevaba cuatro días sin poder acudir a su trabajo, lo que le ha llevado a darle vacaciones a uno de sus empleados. «En el teléfono había 267 llamadas. Hemos tenido pérdidas económicas porque hemos dejado de hacer seguros y gestiones con los clientes que venían. Ha sido horrible», asegura. También recobraron la normalidad los abogados de los despachos.

Ayer también acudieron a recoger sus enseres las familias cuyas casas están precintadas. Se llevaron lo que pudieron por si acaso tardan en volver. La policía científica continúa con las investigaciones para esclarecer los hechos. La explosión se dejó notar a más de 200 metros y rompió cristales de viviendas de Colón.