Angel Bello tiene 29 años y lleva dos trabajando en Madrid (en la foto, a su regreso el viernes con otros compañeros). Es natural de Arroyo de la Luz, auténtica cuna de buenos encofradores que aprendieron de aquéllos que en los años difíciles se marcharon a las grandes obras del norte español, donde levantaron presas, centrales energéticas y otras estructuras. Su buen hacer tiene hoy mucho reconocimiento, y cada lunes parten cuadrillas de esta localidad y otras limítrofes hacia Madrid, donde cobran por trabajo realizado y los buenos sueldos les compensan. "Este empleo te permite ahorrar para una casa y otros gastos. Me ha venido muy bien, he conseguido lo que quería y en septiembre regreso definitivamente a Arroyo porque me caso", revela. Angel también sabe que no tendrá problemas: su empresa, Seasa, le dará un puesto en Cáceres y además en su oficio hay poco paro. "Ahora mismo estamos juntos en Madrid 20 obreros de Arroyo, Aliseda y Cáceres. Dormimos en una pensión o un piso, según nos convenga en cada obra, y trabajamos de 7.30 de la mañana a 8 de la tarde con 1 hora para comer, hay que aprovechar", explica.