Barcas fondeadas, varadas, invitando al espectador a participar del viaje, esperando quizás a un pasajero, evidenciando el paso del tiempo, la huella del hombre, pero sin hombres... En su búsqueda constante de nuevas formas de expresión, el pintor Alfonso Martínez-Blay llega esta vez hasta el límite, hasta el mismo territorio de Caronte, aquel barquero de la mitología griega que guiaba a los difuntos al otro lado del río. Las barcas y el agua centran la nueva muestra del autor, afincado en Cáceres desde la niñez, donde alterna su vocación artística con la docencia. Distinguido con numerosos premios nacionales e internacionales, expone por primera vez en solitario en las salas del Museo de Cáceres.

Titulada El Reino de Caronte , la serie se inauguró anoche. Está integrada por 14 pinturas al óleo fruto de los tres últimos años de labor creativa, además de obras pertenecientes a épocas anteriores que ya forman parte de los fondos del propio museo. El dominio de la luz de Martínez-Blay vuelve a distinguir esta colección. En ella, además de recrearse en las barcas, uno de sus motivos habituales, trata de reivindicar el espacio artístico que ocupa cada cuadro, no solo el lienzo, también el marco como parte integrante de la pintura. "Le otorga el carácter que necesita, le confiere identidad propia. La obra es todo", afirmó ayer el artista.

La muestra incluye el cuadro Mercado Franco , donado en 1979 al museo. Ciertos avatares lo llevaron a otros destinos hasta que el autor logró recuperarlo y acaba de volver a cederlo.