Lo advirtió mientras montaban el escenario en la plaza de San Jorge y decidió denunciarlo de una particular manera durante la primera función del Festival Clásico de Teatro. "Mi negocio permanecía invisible tras las toldos de las gradas, sin señalizar y casi inaccesible", denunció Ana Belén Garrido, propietaria de una tienda de Souvenirs en la céntrica plaza cacereña. Ayer ya comunicó que la polémica se había solucionado. "Yo sólo pedí que me molestaran lo menos posible, pero el público no podía ni entrar en mi tienda", contó a este periódico. Por ello se quedó en su negocio durante La Comedia de los enredos y puso la tele, de tal forma que los espectadores escuchaban el sonido del aparato además de las voces de los actores.

"Los organizadores del festival ya lo sabían, porque se lo había avisado durante la semana, y no hicieron nada", prosiguió Garrido, quien aseguró que "nadie se dirigió a mí para ofrecerme ayuda hasta ayer". La solución: han subido los toldos negros que colgaban del final de las gradas, de tal forma que ya se ve su tienda desde todos los ángulos de San Jorge, han limpiado el pasillo ubicado entre butacas y escenario, única forma de acceder al negocio, y han colgado carteles como el que ilustra esta noticia. "Los comercios de esta zona dependen del turismo, y si no se ven...", manifestó, y expresó su deseo de que no vuelva a pasar durante el resto del Clásico cacereño ni durante el desmontaje del escenario. "Hablando se entiende la gente", finalizó.