El último bastión franquista -Fuerza Nueva, de Blas Piñar- salió del Parlamento español en el año 1982 y sus miembros encontraron cobijo en el Partido Popular.

Hoy, la extrema derecha como formación regresa a las instituciones con personajes como Eugenio Moltó, un exmiembro del Partido Popular que ahora milita en Vox, que sostiene que «el franquismo no fue una dictadura».

Me inquieta que Moltó ignore que la dictadura es el sistema político que, con violencia y crímenes, aglutina todo el poder alrededor de una persona y sus incondicionales, cercenando libertades y derechos humanos para truncar cualquier disidencia: carencia de partidos políticos, desapariciones, depuraciones, represión cultural y lingüística... Todo aquello que no encaja en sus criterios de normalidad es subversivo. Eso y más fue el franquismo, y si no piensa que lo fuera, debería dejar la política.