La primera vez que formó parte de la lista reconoce que se sorprendió. La segunda también. Y en esta última lo que le invade es «satisfacción». Por tercer año consecutivo la lista Forbes de los 100 mejores médicos del país incluye al psiquiatra José Luis Carrasco (Cáceres, 1961) entre sus seleccionados. Estudió en el colegio Paideuterion, más tarde en El Brocense y se marchó a Madrid a estudiar Medicina a la Autónoma. Fascinado por la neurobiología aunque temeroso de perderse «en el mundo de las ideas», finalmente se decantó por la Psiquiatría, especialidad que hizo en Ramón y Cajal y más tarde en la Universidad de Colum bia en Estados Unidos. Tras trabajar en Getafe y ser profesor titular en la Universidad de Salamanca unos años, regresó a Madrid y desde hace quince ejerce ya como catedrático en el Hospital San Carlos de la Universidad Complutense de Madrid.

En declaraciones a este diario manifiesta su «orgullo» por el reconocimiento. «Es una alegría de alguien hable bien de los médicos», sostiene aunque con los pies sobre la tierra. «No hay que creerse el mejor del mundo por salir en Forbes», pone de relieve. En los más de treinta años que lleva ejerciendo en la Salud Mental asegura que se ha avanzado para romper estigmas y en estos años ha cambiado el perfil del paciente, «antes venían pacientes más graves», añade, aunque sí mantiene que sigue siendo un tabú por varias razones: «En primer lugar, por la necesidad de control del ser humano, necesitamos sentir que controlamos nuestro yo, si alguien tiene una úlcera no tiene problema en reconocer que la tiene porque es algo que no controla, pero con la salud mental es difícil, en segundo lugar porque se asocia a que no es productivo y no es así, una persona que tiene depresión cuando no sufre una crisis es muy productiva, es explotado por su personalidad hipercumplidora».

Asegura también que la «depresión ya se ha posicionado como «la enfermedad más frecuente en 2020» y en datos sostiene que «el 25% de la población manifestará una depresión a lo largo de su vida, el 33% si es leve». De hecho, con respecto a las secuelas mentales que dejará la pandemia es tajante: «Hemos vivido lo que se conoce como catástrofe psicológica, muchos han vivido situaciones de guerra, muertos, estrés postraumático, ahora estamos en lo que conocemos como fatiga pandémica, primero hay ansiedad y cuando esta situación es persistente se produce la depresión».

Por este motivo, el psiquiatra cacereño incide en la importancia de la atención primaria y la prevención. «El buen diagnóstico es imprescindible, es importante dar un buen tratamiento, pero hay que hacer hincapié en tener una visión más científica y quitar estigma y concienciar desde edades tempranas». Y tener claro que es «algo normal que le pasa a la gente normal», concluye.