«El que esté pensando ir a un chiringuito en la playa con 200 personas a su alrededor este verano, que se olvide». Lo dice el jefe de Medicina Interna del hospital San Pedro de Alcántara, Carlos Martín, cuya unidad, especializada en enfermedades infecciosas, atiende y trata a la mayor parte de los pacientes con coronavirus del área de salud de Cáceres. No se atreve a asegurar que los ciudadanos vayamos a estar confinados en nuestras casas hasta que se desarrolle la vacuna, que no espera que sea antes del 2022, pero sí está convencido de que, hasta entonces, la vida no será como la conocíamos. «Puede que nos vayan desconfinando poco a poco y según para qué actividades pero para que vuelva a haber 100.000 personas en el Bernabéu pasará mucho tiempo», insiste, y enfatiza en el mucho.

Coincide con el resto de especialistas en que conviviremos con el virus durante el verano, aunque cree que con el calor disminuirá el número de casos. Al que le tiene miedo es al invierno: «Cuando vuelva el frío habrá otra ola epidémica», afirma. Aunque aclara que son solo previsiones porque no existen evidencias científicas. Por esta razón el hospital San Pedro de Alcántara permanecerá como centro de referencia para coronavirus y mantendrá todos los protocolos activos: «Si algo hemos aprendido de esto es que teníamos que haber estado preparados, así que lo estaremos por si sucede de nuevo».

Para el doctor Martín el coronavirus tiene dos incógnitas. Una de ellas, el número real de infectados ya que, hasta ahora, solo se conocen los confirmados a través de las pruebas y estas solo se han realizado a pacientes graves: «Hay epidemiólogos que calculan que en este momento habrá infectados 5 millones de españoles y unos 100.000 extremeños» (según los datos facilitados ayer, en la región solo se contabilizan 3.019 contagios). La otra duda, añade, es qué cantidad de la población es ya inmune a la enfermedad y cuánto durará dicha inmunidad. Para esto precisamente se están realizando los tests serológicos, que ya están evidenciando el gran problema de esta enfermedad: Las personas asintomáticas. «Han estado contagiando sin saberlo», señala.

El equipo de Medicina Interna, formado por 14 adjuntos y 10 residentes, es la especialidad que ha llevado el grueso del coronavirus en Cáceres. De las siete plantas habilitadas para ello (cinco en el San Pedro de Alcántara y dos en el Nuestra Señora de la Montaña) atienden a los pacientes de seis, con la ayuda de Neumología y otras especialidades (al inicio de la pandemia atendían también la planta de Neumología porque la mayor parte de estos facultativos se contagiaron).

Afirma que no se ha llegado a colapsar el hospital pero sí se ha temido que sucediera. «A finales de marzo y principios de abril llegó a haber 25 pacientes esperando en Urgencias una cama» recuerda. Los peores días fueron entre el 27 y el 29 de marzo, cuando se tramitaban más de 30 ingresos diarios. Después, añade Carlos Martín, hubo un poco de tranquilidad hasta que llegó un nuevo repunte entre el Miércoles Santo y el Viernes Santo.

Hay camas libres

Ahora hay camas vacías. «En estos momentos estamos preparados para un nuevo repunte, aunque ojalá no se produzca», asegura. Ayer tenían 120 pacientes entre todas las plantas, cuando en las peores jornadas llegaron a superarse los 200. Para que se hagan una idea, aclara el doctor Martín, el máximo de enfermos ingresados dependientes de Medicina Interna ha sido de 85 en toda su historia y fue en la epidemia de la gripe del 2014. Tampoco se ha desbordado la UCI, aunque nunca ha estado tan llena. Esperan llegar pronto a las 250 altas. «Ya hay muchos días que tenemos muchas más altas que ingresos», añade.

Tratan también a los pacientes del Nuestra Señora de la Montaña, con la ayuda de otros especialistas, entre ellos de médicos jubilados y voluntarios. «Aquí llegan pacientes que tienen una limitación terapéutica; es decir, el paciente que no iba a ir a la UVI, pero no por un tema de edad, sino por su situación general. En La Montaña reciben el mismo tratamiento que en el otro hospital», afirma. E insiste en que no existe un protocolo que impida intubar a los ancianos. «No se utilizan criterios de edad, en condiciones normales personas de 90 años en la UVI, ni se piensa, porque la agresión que supone la intubación y la ventilación mecánica es brutal. Las personas frágiles tienen cero posibilidades de sobrevivir en la UVI y esa es la razón, no es que nadie piense que una persona de 85 años es menos valiosa que una persona de 50».

Participa de forma habitual en reuniones con infectólogos e internistas de España, Italia y América para compartir experiencias. «Esto es una tragedia incalculable pero como médico es el momento más apasionante de mi carrera (tiene 62 años) porque estamos acostumbrados a trabajar con ensayos clínicos y hemos pasado de dejar eso a tener mil pacientes y que nadie me pueda decir qué tengo que hacer porque nadie lo sabe».

Se trabaja, básicamente sobre ensayo-error, probando terapias directamente en humanos porque muchos de los tratamientos solo se han ensayado en laboratorio. De hecho, a los pacientes se les solicita siempre un consentimiento informado antes de recibir el tratamiento. En Cáceres se están utilizando los mismos fármacos que en Italia o en EEUU.

El coronavirus, dice, está sacando lo mejor de la sanidad: «Todo el hospital está dando lo mejor de sí. Emociona».

«El turismo de Madrid ha influido en que Cáceres sea la más afectada»

El área de salud de Cáceres es la más afectada por la pandemia, con 1.434 positivos, casi la mitad de los que hay en toda la región. Y la ciudad de Cáceres concentra además el 40% del total de contagios del área de salud. Los especialistas ya estudian las razones de esta alta incidencia, aunque ya se han encontrado algunas de las claves. Una de ellas es el turismo. «A Cáceres han estado viniendo miles de madrileños de turismo hasta dos días antes del confinamiento, la gente de Madrid viene mucho más a Cáceres que a Badajoz porque es una ciudad más turística y Madrid era el foco de infección en ese momento», afirma el jefe de Medicina Interna del hospital San Pedro de Alcántara, Carlos Martín.

«También hemos tenido mala suerte por el brote de Arroyo de la Luz, que generó un número importante de casos», añade. A lo que se suma la cantidad de habitantes de los pueblos del oeste de la provincia que trabajan en Cáceres y que debieron contagiarse en la capital cacereña.

Cree que se han cometido muchos errores: «Se han hecho manifestaciones masivas y cuando el virus estaba libremente por Italia no se han parado los vuelos, venían de Lombardía 30.000 personas diarias en avión a Madrid, desde el foco de la epidemia. Se han hecho cosas que la epidemiología no aconsejaba».