Antonio Gómez, extremeño nacido en Cuenca en 1951, es monitor ocupacional en una Comunidad Terapéutica. Con una veintena de libros publicados ha expuesto sus obras desde el año 1972 en más de trescientas ocasiones.

--¿Cuál es su rincón favorito de Extremadura? --Todo el recinto de la ciudad antigua de Cáceres, sobre todo de noche, un día lluvioso o a horas en las que nadie lo frecuenta porque te trasladas fácilmente a otra época.

--¿Qué plato de la gastronomía extremeña prefiere? --Soy carnívoro por lo que disfruto con todos las viandas del cerdo y cordero, los embutidos tradicionales y chacinas son verdaderas exquisiteces para mí.

--¿Qué no debería perderse alguien que visite Extremadura? --Es difícil simplificar pero citaré varias maravillas: el Parque Nacional de Monfragüe, el Valle del Jerte y toda La Vera.

--¿Algún lugar en la región le ha marcado especialmente? --Sin duda Mérida. En ella resido desde hace más de 35 años. He vivido muy intensamente los cambios que ha experimentado, se ha transformado en una ciudad agradable para vivir sin llegar a perder el encanto que en su día me cautivó.

--¿Qué actividades disfruta en la naturaleza en su ocio? --Aunque no todo lo que quisiera, pasear por el campo en busca de restos prehistóricos. En la región y sobre todo en Mérida, la espectacularidad de la cultura romana ha eclipsado a la prehistoria siendo esta muy importante y rica en la zona.

--¿A qué cita cultural de la región invitaría a un amigo? --Suelo ejercer de cicerone con frecuencia para mostrar el Museo Vostell-Malpartida y aprovechar en la misma visita un paseo por el entorno del Monumento Natural de los Barruecos.

--¿Cuáles son los atractivos de Extremadura, por los que nadie debería perder la oportunidad de descubrirla y disfrutarla? --Historia, cultura, tradición y gastronomía. Es una región que todavía es capaz de sorprender a quien la visita.