La inesperada muerte de Carrie Fisher a los 60 años se produjo en un momento en el que la actriz californiana se hallaba involucrada en varios proyectos de cine y televisión. El más destacado, sin duda, era la trilogía final de la saga Star Wars, que se inició en el 2015 con El despertar de la fuerza. Fuentes de Disney y la productora LucasFilm citadas por Variety han confirmado que Fisher había completado todas sus escenas para el segundo título de la trilogía, el Episodio 8, cuyo rodaje comenzó el pasado mes de julio y se encuentra en estos momentos en fase de posproducción.

El problema se planteará, pues, con el noveno, y previsiblemente último, filme de la saga, que se empezará a rodar en el 2018 y en el que también estaba prevista la presencia de la princesa (ahora general de la Resistencia) Leia. Los productores de la franquicia tendrán tiempo para decidir si alteran el guion para justificar la ausencia del personaje o si recurren a la tecnología (como ya se ha hecho en Rogue One: Una historia de Star Wars) para mantener en pantalla a la princesa rebelde.

Más allá de la epopeya galáctica que la lanzó al estrellato, aparecía de forma asidua en la serie de humor británica Catastrophe, en la que daba vida a la madre del personaje protagonista. Precisamente, sufrió el paro cardiaco cuando regresaba a Los Ángeles desde Londres después de haber trabajado para la serie. La tercera temporada está lista.