La Real Academia Española (RAE) trabaja ya en la nueva edición, la 24ª, del Diccionario de la Lengua Española, que no verá la luz hasta el 2026 y que sus responsables auguran que será «revolucionaria». Entretanto, el español sigue en continua ebullición, de ahí la necesidad de actualizar la edición actual y adaptarla a los nuevos tiempos de los 580 millones de hispanohablantes que lo usan a diario, y que no dudan en soltar un zasca cuando alguien es un poco sieso y no le invita a ver su nuevo casoplón para tomar un brunch. Todas estas palabras están ya en la versión on line del catálogo de términos del español.

Santiago Muñoz Machado, presidente de la RAE, y Paz Battaner, directora del Diccionario, precisaron que esta tercera actualización de la 23º edición cuenta con 1.100 novedades, presentadas ayer en Sevilla durante el Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale). Muchas son nuevas incorporaciones, como bordería, cumplemés o centrocampismo, y algunas cuentan además con un importante respaldo social detrás, como antitaurino, o demuestran la conciencia ambiental de la sociedad, caso de arboricidio (tala injustificada de árboles). Otras están muy vinculadas a las redes sociales, como mensajear o zasca, esta última «claramente marca España», ironizó Battaner.

El Diccionario de la RAE no se olvida de los extranjerismos crudos, sin adaptación al castellano, e incluye términos como brochure (folleto impreso), brioche o penthouse. «La lengua española está sometida a un uso variado, y la gente viaja y aprende más lenguas», justificó la directora del Diccionario. En cambio, sí se adaptan testear, agendar o beatlemanía.

En la misma línea, la RAE hace hueco a términos de algunas regiones españolas, como casteller, pero también apá y amá, usados para definir al padre y la madre en el País Vasco y muy extendidos en Sudamérica. Y aunque parezca mentira, puesto que ellos mismos editan el Diccionario, se ha incorporado el término panhispánico. En total, se incorporan 229 palabras.