Felipe y Letizia cumplieron ayer en Pekín uno de los últimos actos de la temporada laboral. Los Príncipes, que llegarán a Mallorca la próxima semana, donde Felipe participará en la regata Breitling, concluyeron su viaje oficial de tres días por China tras asistir a una representación de la compañía española de danza Gelabert & Azopardi en el Poly Plaza Theatre de Pekín.

Para su despedida de China, la Princesa escogió un vestido blanco con flores rojas confeccionado con la seda que la esposa de Hu Jintao, el presidente chino, le regaló en Canarias hace dos años. En estos días, Felipe y Letizia han seguido una apretada agenda económica, política y cultural por el país oriental.

Los Príncipes inauguraron ayer el Instituto Cervantes de Pekín, el mayor del mundo, que servirá para extender la cultura española. El centro tiene más de 3.000 metros cuadrados y su puesta en marcha ha costado dos millones de euros. Con él se pretende potenciar la lengua española, que roza la clandestinidad en China, superada por el inglés, el francés y el alemán. Los Príncipes asistieron a la típica danza del León, que simboliza la prosperidad y buenos augurios.

Esta semana se han programado varios actos culturales con motivo de la apertura del instituto, como la presentación del primer ejemplar de El Quijote comestible y la exhibición de películas de Segundo de Chomón con fondo musical del pianista Jordi Sabatés.

HONORES DE ESTADO Los Príncipes fueron recibidos por la tarde con honores militares propios de jefe de Estado en el Gran Palacio del Pueblo, situado en la plaza de Tiananmen, por el vicepresidente chino, Zeng Qinghong, y el primer ministro, Wen Jiabao. Hu Jintao no les recibió por estar en Rusia, donde este fin de semana se celebra la cumbre del G-8. Los presentes prometieron tomar medidas para reducir la balanza comercial, muy volcada del lado chino, y facilitar la entrada de las empresas españolas. Los Príncipes también fueron recibidos por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

Antes de llegar a la plomiza Pekín, los Príncipes habían estado en Shanghái, la más cosmopolita y deslumbrante urbe china. Allí inauguraron el Foro de Inversiones y Cooperación Empresarial en China, en el que un centenar de empresas españolas y 700 chinas han establecido contactos durante estos días. Por la tarde, en la capital, presidieron una cena ofrecida por el ministro de Comercio, Bo Xilai. En el acto, el Príncipe saludó a la audiencia en un chino más que aceptable y se ganó los primeros aplausos.

En la China socialista, los Príncipes acapararon la atención de la comunidad española y aún más de la autóctona, privada desde hace un siglo de la púrpura milenaria de sus emperadores. En Shanghái fueron recibidos por medio millar de españoles. Muchos con consortes chinas, que insistían en fotografiarse con Felipe y Letizia.