El centro comercial de Harrods en Londres puso a la venta hace años un elefante procedente de la India y alguien adquirió el animal que exhibía con orgullo la tienda londinense. Francisco Rodríguez Criado se enteró de esta historia durante una visita a la capital británica y enseguida la transformó en el cuento que da título a su último libro: Un elefante en Harrods (De La Luna Libros), que ayer presentó en Cáceres.

El desenlace del relato, uno de esos giros inesperados que aparecen en los cuentos del escritor extremeño, es distinto de la realidad. Pero, como corresponde, no será revelado aquí. La lectura del filósofo alemán Schopenhauer le sugirió otro de los cuentos de este volumen, y la propia experiencia vital algunos más. De la vida, de las lecturas, de lo que otros le cuentan le van llegando a Rodríguez Criado noticias o sucedidos que, súbitamente, se instalan como compañeros durante un tiempo dentro de él hasta que saltan a la literatura.

Este es su tercer libro tras Sopa de pescado y Siete minutos , y de ello podría derivarse que su autor es uno de los más fieles representantes del cuento en Extremadura. Pero no. Se debe, dice, a que no ha podido publicar todo lo que tiene escrito; pero si alguien lo leyera (ensayos, novelas, además de estos cuentos) se llevaría una imagen más cabal de sus intereses literarios..

En Un elefante en Harrods , uno puede reírse con desconcertantes visitas al presente de figuras mitológicas o del mundo grecolatino, pero también sentir algún escalofrío ante algunas de las historias, nada humorísticas, que se cuentan aquí y que protagonizan personajes "a los que no les va del todo bien en la vida". Le gusta pensar a Rodríguez Criado que la literatura funciona como un bálsamo que un lector cualquiera, en algún hotel lejano, puede tomar para ahuyentar la soledad.

"La infancia es el paraíso perdido", dice al referirse a varios relatos ambientados en esa etapa y protagonizados por niños y padres. El tuvo una infancia feliz. "Me hubiera gustado ser niño toda la vida, --afirma--, es algo que tengo dentro, como una herida sin cerrar. Como te lo pasas entonces no te lo pasas luego, sobre todo a la vista de la experiencia posterior". Lo posterior, es decir su vida adulta se filtra, tamizado de nuevo por el humor, en las columnas que escribe semanalmente para este periódico bajo el título de Textamentos . Tres de ellas las ha incorporado a Un elefante en Harrods . "Ahí aparece lo que uno podría contarle a un siquiatra: la muerte, el suicidio... Para mí, es una especie de terapia. Es mejor escribir que ir al siquiatra".