Alessandro Baricco (Turín, 1958), tan querido por los lectores como tildado de artificioso por algunos críticos en Italia, dice haber aprendido dos o tres cosas en las clases que durante 25 años ha dado en la escuela de escritura Holden que él creó en su ciudad natal. Y esas certidumbres sostienen los mimbres de su calculada novela, La Esposa joven (Anagrama), una fábula con personajes innominados, voluntariamente arquetípicos y un punto mitológicos.

El dibujo de la trama está trazado con tiralíneas en una atmósfera gélida y ritual: a principios del siglo XX una mujer, la esposa del título, regresa a Italia desde Argentina para casarse con su prometido, pero este, al igual que Godot, no acaba de regresar nunca de Inglaterra, donde se encuentra de viaje de negocios, y ella se ve obligada a convivir con el padre, la madre, el tío y la hija, la rica familia de su novio, así como el mayordomo, Modesto, el único personaje que atiende por un nombre y que actúa como un director de orquesta o como uno de esos ingeniosos criados de la comedia del arte.

Cómo leer la novela

Para acceder a esas pocas certidumbres de Baricco sobre la escritura, el autor, que se ha integrado en el libro como narrador, recomienda leer La Esposa joven como si se estuviera aprendiendo a circular en una pista de hielo: «Al principio puede parecer difícil, pero una vez lo dominas no hay más que dejarse deslizar por la narración, que es en realidad muy clara y accesible. Creo que este es uno de mis libros más fáciles de recorrer».

Los personajes se muestran atrapados en la espera, en esa atmósfera sin tiempo. Se diría que están muertos en vida, obligados a cumplir un ceremonial que los preserve del caos. Uno de esos rituales en los que se ha aplicado más es el sexo, en las explícitas escenas en las que la inocente novia recibe lecciones prácticas.

«Sé que las descripciones sexuales en la literatura son muy peligrosas, incluso los mejores han escrito páginas horribles sobre el tema y son muy pocos, que yo sepa quizá tan solo salvaría a Nabokov, los que no se han equivocado. Dicho esto -admite Baricco- creo que vale la pena arriesgarse a ello porque era un asunto importante en esta historia en la que la protagonista accede al mundo a través del propio cuerpo». El escritor recuerda cómo en su mayor éxito hasta ahora, Seda, fue muy celebrada la inclusión de una carta erótica, un tema que no había vuelto a abordar. «Siento que este intento es una forma de mejorar aquel».