Wolfgang Petersen (Emden; Alemania, 1941) es un director conocido por sus dotes en el cine de acción desde El submarino (1981) hasta las más recientes En la línea de fuego (1993) o Air Force One (1997). Ciertamente, Petersen ha demostrado que sabe mantener el tempo de la narración a través del montaje, que maneja bien los los ritmos y que posee un sentido escenográfico notable. Todo ello se confirma en esta gran producción inspirada en La Ilíada de Homero y protagonizada por Brad Pitt (Aquiles), Orlando Bloom (Paris) y Eric Bana (Héctor).

No todo es, sin embargo, el espectáculo y la acción. El filme adolece de cierta profundidad en el personaje fundamental de Aquiles, ya que a pesar de que Pitt encaja bien en el papel de un héroe frío y ansioso de ambición, no logra transmitir en absoluto los diversos sentimientos por los que viaja en su aventura.

También resulta excesiva la recreación de los grandes espacios y las escenografías espectaculares a través de las batallas; es cierto que todas esas escenas están muy logradas (alguna es excelente, como la secuencia de la cremación de los cadáveres durante la noche tras la primera batalla) pero en ocasiones su reiteración ralentiza las diversas líneas narrativas.

ESPECTACULO E INTIMISMO Filme entretenido (algo importante, ya que dura casi tres horas), bien equilibrado entre las escenas espectaculares y las intimistas (las primeras están mejor rodadas), resulta también convencional y poco arriesgado respecto al texto del que parte, excesivamente preciosista.

Con cierto regusto a cine clásico, merece la pena disfrutar de una obra interesante que habla con cierta intención universalista de cómo las guerras resultan, muchas veces, de las motivaciones puramente personales de los contendientes. Un tema, por lo demás, muy actual.