Iros todos a tomar por culo. Podría ser un buen título de gira. A ver, Robe, a mí me flipa ver a un tiarrón de 57 tacos, uno detrás de otro, con sus canas, sus arrugas de las casi seis décadas que lleva en el mundo, usar un vocabulario de un chavalín de 13 en sus comparecencias públicas, que yo estaba siguiendo la rueda de prensa ayer con la boca abierta como el cangrejo de La Sirenita. Hemos sacao un comunicao… pero a medias, así que lo vamos a leer pa’ que lo escribáis vosotros.

Y el Uoho, Iñaki ‘Uoho’ Antón, 55 años como 55 soles con sus lunas, uno detrás de otro, con todos sus días, todas sus semanas y todos sus meses… se pone a leer. A leer, me cago en su estampa. La pe con la a, pa. En las ruedas de prensa leen nuestros políticos, los actores, los directores de instituciones y lee todo Dios porque lo de hablar en público, en España, se da entre mal y peor, pero ¿tras treinta años de carrera venís diciendo que habéis sacado «la mitad de un comunicado» y que el otro lo digamos los periodistas, que somos «los profesionales»?

Ni Alicia en el País de las Maravillas cayendo por el agujero.

Pero qué carajo, Robe, chacho, que esto es más viejo que mear de pie. Que el día anterior algunos estábamos pensando: «No, a Extremoduro no le hacen faltas estas técnicas burdas de marketing». Que yo, para empezar, no tengo la más repajolera idea de por qué hay grupos que se van, vuelven, se reúnen y se vuelven a marchar: ¿por los revivals nostálgicos? ¿Se venden más entradas? ¿Hay estudios de eso? Coño, te pones a tocar con tus colegas, sale un disco, firmas un contrato, sale otro… Si se acaban los contratos y no te apetece trabajar con esta peña, pues no trabajas. Pero ¿es necesario decir que seguís juntos o que vais a despediros? Porque algunos llevan veinte o treinta años yendo a las giras de despedida de los Stones. Que uno puede salir a la carretera y a juí. Luego ya no vuelve a salir más y a quién hay que dar explicaciones, si tú eres rebelde porque el mundo te ha hecho así.

Eso sí: si se van a dar, hostias, no digáis que es que habéis hecho un comunicado a la mitad. Un poquito de dignidad, que ya no sois jóvenes. Que la dignidad la mitad de las veces es respeto por el público y los fans. De verdad. Y la otra mitad es respeto por el propio trabajo, coño.

Que, para haber escrito un libro, qué poquita facilidad de palabra, macho.

Robe escribe. En las canciones, digo. Escribe de amor, de putas, de farras, de vida en la calle, de salir con los colegas y del hecho de sentirse perdido sobre todo y quizá. Y hasta de religión. Las entradas de la gira del 2012 se agotaron en nada. Las de Buenos Aires y Rosario, en cuatro días.

El Iniesta, que no es el futbolista (hay uno que se llama Iniesta, ¿verdad?), se ha reivindicado siempre como poeta, porque siempre ha querido ser poeta o ser basura. De todos modos, a veces está medio loco también y sin otra cosa que hacer salvo salir, beber, el rollo de siempre, meterse mil rayas, hablar con la gente, cantar para la gente, qué más da una última gira o mil o esas ciudades: Valencia, Madrid, Barcelona, Cáceres, Murcia, Sevilla, Santiago de Compostela, Bilbao. Ni una más. En varias de ellas, dos días seguidos.

En alguna canción ha metido versos de Lorca, Machado o Marcos Ana. Puede que levante la voz o que se deje llevar o que esté descolorío, pero Robe Iniesta lleva treinta años adueñándose del rock español con esa voz rasposa, ese carácter esquivo y unas letras cargadas de erecciones, pantalones abultados y buceos por debajo de las bragas de no sabemos quién.

No: Extremoduro no ha tenido nunca un posicionamiento político en sus canciones tan explícito como otros grupos de rock. Lo decimos por los desmemoriados que se rasgaban la camisa con mucho aspaviento y grande dolor cuando aceptó la Medalla de Extremadura de manos del Partido Popular, como si esto fuera un grupo anarquista de rancio abolengo.

Lo suyo es más de amar y ensanchar el alma, de hacerse un tambor con sus escrotos y de seguir componiendo en solitario el mismo tipo de cosas que ya hacía en grupo, porque Extremoduro ha cambiado de músicos ni se sabe cuántas veces y no se sabe dónde acaba Robe y dónde empieza la banda y sí, crecimos con ellos, les tenemos mucho cariño, Jesucristo García siempre nos llevará a los años de facultad, a la plaza del Salvador, a la Alameda cuando no era un parque temático infantil, sino el sitio donde estaban las putas, los yonkis, el Melero vendiendo en San Luis y Sevilla era Sevilla hace más de veinte años, pero no me vuelvas a hacer un comunicado en dos partes, porque no, porque aquí sabemos de qué va el oficio y nos da vergüenza ajena porque esto es un poquito burdo y porque no te hace falta, porque vendes las entradas en dos patás, porque ayer a las tres y diez de la tarde ya se estaban quejando en Twitter a Ticketmaster de que no las había puesto, cuando salen hoy las entradas de venta general, y tenemos a la población histérica y al borde del colapso.

Y, puestos a quejarnos, no entiendo lo de la cola virtual. Me da un mal rollo que no veas lo de la cola virtual. Quién está metiendo la mano en la cola virtual. Dennos respuestas, ilumínennos esta opacidad.

Y ojalá la gira se llame Iros todos a tomar por culo.