Ismael Serrano presenta esta noche, en el Auditorio de Cáceres, su último disco Naves ardiendo más allá de Orión , una obra en la que ha hecho especial hincapié en la composición de las letras y las músicas, y en la que protesta contra la desmemoria y lanza andanadas de esperanza.

--En su último disco reivindica la memoria como único patrimonio. ¿Está devaluada?

--A mí sí me lo parece. Reivindicar la memoria como un valor positivo en estos tiempos, para algunos, te convierte en un nostálgico o en alguien que quiere cultivar viejos rencores. A mí la memoria me parece una herramienta indispensable para afrontar el futuro con dignidad. Es tu identidad, lo que te permite no repetir los errores y, efectivamente, cuando lo has perdido todo, cuando nada te queda es tu último patrimonio, es lo que no te pueden arrebatar. Creo que por eso me parece tan necesaria la memoria personal, por un lado, y la memoria colectiva; más aún en tiempos en los que algunos tratan de hacer un ejercicio distorsionado de la memoria y reinterpretar la historia vivida al gusto de los vencedores.

--Parece que el título de sus discos invita a una reflexión.

--Cuanto termino de grabar el disco y hago repaso de las canciones, trato de buscar una idea que aparezca de forma transversal en todas ellas, como un concepto general, a través del cual se pueda resumir el espíritu de las canciones. En este disco, cuando hice el repaso de los temas me di cuenta que hablaba mucho de la fragilidad, de la fugacidad que impone los tiempos que vivimos. Y todo esto aparecía en la película, sobre todo en la secuencia final de Blade Runner , cuando el villano salva la vida a Harrison Ford y le dice "tienes miedo. El miedo nos hace esclavos. He visto cosas que nunca imaginaría en naves ardiendo más allá de Orión... Todo se perderá como lágrimas en la lluvia". Componemos para que las cosas no se pierdan como lágrimas en la lluvia.

--¿Cuánto de músico y cuánto de poeta hay en el disco?

--Vocación poética tenemos todos los cantautores, lo que pasa es que sentimos que es una vocación frustrada a la que damos vuelo en las canciones porque no es lo mismo escribir una poesía, que se sustenta por sí misma, que la letra de una canción que necesita parapetarse en melodías y armonías para subsistir. Uno trata de darle un vuelo poético a las canciones.

--Mezcla estilos musicales (jazz, rumba, sonidos africanos...). ¿Cómo evita que chirríen?

--Son tan dispares como es la realidad. La realidad en la que vivimos impone el mestizaje de forma natural y la música no es más que una expresión del tiempo en el que vivimos. A mí el oficio de cantautor me supone buscar el equilibrio entre los que se dice y cómo se dice, y, a veces, uno necesita acudir a otros elementos musicales que son el resultado de un aprendizaje natural, la permeabilidad natural de una persona que está atenta a lo que ocurre. Creo que lo que define la música hoy por hoy es el mestizaje.

--¿Qué queda del Ismael Serrano que tocaba en los garitos de Madrid?

--En esencia, casi todo. Quizás he perdido parte de inocencia, en algunos aspectos, pero no he perdido la fe en el ser humano y la fe en los principios que me llevan a agarrar la guitarra y a componer, la fe en mis principios ideológicos que siguen apareciendo en mis canciones.

--Bebe es una de sus cantantes favoritas.

--Hay varios cantantes extremeños que me gustan porque Extremadura es cantera de grandes cantautores: Luis Pastor, Pablo Guerrero. De Bebe me gusta esa personalidad fuerte que imprime a su música, ese cuestionamiento que hay en sus canciones. Es de agradecer su fuerza.