Al profesor Javier Negrete (Madrid 1964) le apasiona la mitología y la historia de griegos y romanos, no en vano, su licenciatura en filología clásica le ha hecho moverse como pez en el agua en los libros mitológicos e históricos, sobre los que se centran buena parte de sus títulos, aunque su extensa producción literaria incluye el adentrarse en la literatura fantástica juvenil, como en 'La Mirada de las furias', con la que ganó el premio Ignotus; la fantasía heroica, como en 'La espada de fuego', 'El espíritu del Mago', 'El sueño de los dioses' y 'El corazón de Tramórea'; o la novela erótica, como en su novela 'La amada de los dioses', con la que fue finalista en el Premio de Novela erótica La Sonrisa Vertical.

--¿Cada novela es un reto o una necesidad de comunicación?

--Cada novela es la historia de unos personajes que quieren cumplir algún tipo de misión. Mi reto es ayudarles a que lo consigan..., y ponerles mil obstáculos.

--Tu formación académica ha marcado la línea de tus obras.

--Elegí Filología Clásica por mi amor a la Antigüedad, a lo remoto y exótico. Esa misma afición se plasma en mis obras, sean de fantasía o estén ambientadas en el pasado. Pero ya la tenía antes de ir a la universidad.

--¿Escribir es explorar nuevos universos?

--Sí. El escritor es como la Enterprise: su misión es llegar con audacia adonde nadie lo ha hecho antes, y abrir camino para que los lectores visiten esos nuevos universos.

--Novela histórica, erótica, o de fantasía, ¿te planteas un género o todos son parte del escritor?

--Como escritor, mi misión es contar relatos y hacer que los lectores se identifiquen con sus protagonistas. Lo demás es secundario.

--¿Internet puede poner en peligro a la creación literaria o, por el contrario, supone una oportunidad para los escritores?

--Oportunidad y peligro suelen ir de la mano. La posibilidad de autopublicarse parece una gran ventaja. Pero si mandas tu novela al torbellino infinito de internet, ¿cómo conseguir que los lectores reparen en ella y la elijan entre millones de opciones? Al final siguen haciendo falta el marketing, la publicidad... y la suerte. Lo que más temo es que, mientras tanto, la calidad caiga en picado. Y eso por no hablar de la piratería, que es una plaga.

--¿Te sientes como un Asimov español?

--Si es porque escribo de géneros variados y también intento divulgar la historia, podría decir que sí, que me identifico en parte con el Buen Doctor, y es un honor para mí. Cada cierto tiempo releo sus 'Fundaciones' y 'Los propios dioses'.

--Cuatro partes en 'La Espada de Fuego', ¿pudo la historia con el escritor o fue una necesaria continuidad?

--Aunque la tercera iba a ser la última parte, la historia creció, y tuvimos que dividir el libro en dos. Pero 'El sueño de los dioses' y 'El corazón de Tramórea' forman una sola unidad.

--¿Alguna vez, al mirarte al espejo, te has sentido como el David Milar de tu 'Estado Crepuscular'?

--Algunas mañanas, después de Ferias, un poco.

--¿Alejandro Magno ha sido el héroe clásico de tus sueños?

--Es un personaje al que admiro, pero cuya forma de ser me pilla algo lejos. Por eso en 'Alejandro y las águilas de Roma' lo presento desde el punto de vista de otros. Me identifico más con César.

--¿Crees, como Asterix, que los romanos siempre fueron unos locos?

--Locamente competitivos, sí, pero tenían los pies muy plantados en la tierra. Los griegos, con la cabeza en las nubes y los espacios siderales, sí estaban más locos.

--¿Alguna guerra fue justa?

--Las que se hacen para defenderse lo son, como la de los griegos en Salamina contra el invasor persa. Lo que ocurre es que cuando empieza la guerra y se desata la violencia, la diosa Justicia huye volando al Olimpo.

--Un rincón de Plasencia.

--Cualquiera de sus numerosos bares, con buenas tapas, con mis amigos y con Marimar.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Que recuerden mis libros, y que el recuerdo sea tan placentero que los vuelvan a leer.

--Un reto como escritor.

--Seguir divirtiéndome con lo que hago.

--Una reflexión ante la vida.

--No es mía, pero Ars longa, vita brevis. Una pena..., o no, porque eso significa que siempre habrá arte y ciencia para llenar nuestros años.

--Una anécdota divertida.

--El lector que me hizo ver estos dos pasajes de 'La Espada de Fuego' separados por unas líneas: "Se detuvieron junto a un edificio de piedra de tres pisos que se asomaba sobre el río", y "alquilaron dos habitaciones pequeñas del cuarto piso, que daban al río". No me di cuenta, ni las correctoras, ni mi traductor al francés, que es más meticuloso que yo.

--¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser un arma de compromiso político?

--El escritor es un hombre o una mujer más. Puede estar al margen, meterse un poco en política o hundirse en ella hasta los corvejones. Pero si lo hace como novelista, debe tener cuidado de no sermonear a los lectores con sus ideas, sean de derechas, de izquierdas, transversales o multidimensionales.

--Un recuerdo de la infancia.

--El día en que aprendí a montar en bici sin ruedines. Como suele pasar de niño, corrí peligro de muerte tres o cuatro veces.

--Un viaje inolvidable.

--El Camino de Santiago con mis compañeros y mis alumnos. Pese a dormir en el suelo y otros incordios.

--Un lugar donde reposar para siempre.

--Siempre he dormido a saltos, y en el cine el de atrás a veces me dice que me esté quieto. Lo de reposar se me da muy mal.